Cerca de la ciudad, existía una orden caza vampiros, liderada por
vampiros de alto rango. Ellos se dedicaban a cazar vampiros descontrolados, es
decir vampiros de bajo nivel. Aquellos que solo cazan humanos por diversión o
simplemente porque no pueden controlar su sed de sangre, aquellos humanos que
fueron transformados en vampiros.
El líder de la orden, el vampiro Alder
Sein se había enterado de mí años atrás, de todo lo que había hecho, de la forma
en que había manchado mis manos. Desde entonces me había estado buscando, pero
con mí llegada a la aldea desaparecí de su vista durante un largo tiempo.
Alder era uno de los fundadores de la
orden, hace 50 años que la lideraba, al principio la habían creado con el
propósito que existiera un grupo de vampiros que ayudara a los humanos que eran
convertidos por vampiros de sangre pura. Pero el poder que sentía hizo que
cambiara su forma de ser.
El concilio caza vampiros liderado por humanos
había sentenciado a Alder, si ocurría algún evento como ese el sería el primero
en morir. Este concilio estaba integrado por personas que descendían de humanos
caza vampiros, sabían cada técnica que podía destruirnos. Aun así habían
acordado darle la oportunidad a los vampiros de demostrar que eran capaces de
vivir junto a las personas sin lastimarlos.
Cuando el grupo de vampiros que estaban
atacando las aldeas de la ciudad llegaron a donde estaba y me vieron proteger a
los aldeanos, dieron aviso inmediatamente a la orden cazadora.
Para ellos esto era un insulto, era tan
malo el hecho que cazara humanos descontroladamente como el que los protegiera
y me pusiera de su lado. Dispuesto a matar a los de mi raza, aunque no lo había
hecho.
Yo protegería de todo peligro la vida de
Jury y la de los aldeanos, no importaba si debía acabar con los vampiros de la
orden, aunque eso me costara mi existencia.
Alder Sein decidió enviar a alguien a
espiarme, quería saber cuáles eran mis verdaderas intenciones al permanecer en
esa aldea. Si estaba allí por querer acabar con los humanos ellos acabarían con
mi vida y si estaba allí para protegerlos y ayudarlos a matar a otros vampiros,
de igual forma yo moriría.
Ese vampiro era muy conocido por su
crueldad y frialdad. No permitía que ningún vampiro, de ningún nivel pusiera en
peligro la existencia de los demás vampiros al atacar humanos, pero mucho menos
que un vampiro se aliara a ellos.
Envió a una niña, aparentando estar perdida
y sola. Los aldeanos que la encontraron merodeando en el bosque decidieron
llevarla con ellos a la aldea, creyendo que era una niña indefensa y que solo
la estaban ayudando.
Al verla pude percatarme que ella también
era un vampiro, aunque uno de clase estándar, pero no dije nada en el momento
ya que yo no sabía que había sido enviada por el líder de la orden.
Trataba de inmiscuirse en todas las cosas que
se hablaban entre los aldeanos, aunque lo hacía de una forma muy sutil y
cautelosa, de manera que ellos no se percataran de sus verdaderas intenciones.
Un día la vi sola, sentada en un tronco
cerca del bosque. Me acerque para conversar y le hice algunas preguntas acerca
de ella.
-¿Qué edad tienes?- le dije.
-Diez años- su voz se oía temblorosa.
-¿Y tus padres? ¿Qué pasó con ellos?¿Cómo
llegaste a la aldea? – trataba de
sacarle algunas respuestas.
-Mis padres murieron en un aparatoso accidente hace un año, me
querían internar en un orfanato y buscarme un hogar sustituto, pero no me gustó
esa idea, escapé y así fue como llegó a la aldea.- sus ojos brillaban
con el rastro de lágrimas que se asomaba en ellos.
Aunque había omitido decir la parte en la
que fue recogida por unos vampiros y que actualmente estaba con ellos.
-Pero, tú eres un vampiro Amy. Ante
mis ojos no lo puedes ocultar, la esencia que emana de tu cuerpo es
inconfundible. Me percaté de esto desde la primera vez que te vi.-
Al decirle eso ella parecía algo
asustada, tal vez pensaría que le haría algo al saber quién era ella. Y aunque
había sido enviada por los de la orden ella seguía siendo una niña, a la que
estaban manipulando nada más para conseguir información.
-Yo también soy un vampiro. Pero no debes preocuparte por el
hecho que yo sepa tu identidad, tu secreto está a salvo conmigo y espero que el
mío esté a salvo contigo.- Mis palabras sonaban fuertes y decisivas.
-Pero, si tú eres un
vampiro ¿qué haces en esta aldea? Digo, aquí solo viven humanos. ¿No es
arriesgado para ti vivir rodeado de ellos? O quizás al revés, ¿no corren ellos
peligro al estar cerca de ti? Yo no soy un vampiro de sangre real pero puedo
sentir claramente que tu si lo eres. Me inspiras un poco de miedo cuando estoy
cerca de ti.-
Con estas preguntas ella había empezado
su verdadera misión, averiguar porque yo estaba allí. De mis respuestas
dependería mi vida y quizás también la de los aldeanos.
O quizás esta niña se daría cuenta que no
importa nuestra raza, mientras nos respetemos unos a otros. Tal vez se daría
cuenta que en los humanos también podría encontrar una familia, así como yo la
había encontrado.
-Bueno, esa es una
historia larga y un poco triste. Pero puedo decirte que ni ellos ni yo corremos
peligro estando cerca el uno del otro. Cuando llegué aquí no estaba seguro si
era correcto que me quedara, pero estas personas siempre fueron muy amables
conmigo y me trataron bien.
Aunque debo ser
honesto, ninguno de ellos sabe que yo soy un vampiro, a excepción de Jury
claro, ella es la única que lo sabe. Sabe mi verdadera identidad y de mi
pasado, a pesar de eso me ha permitido permanecer aquí. Y sabes, tal vez
pienses que sueno un poco cursi siendo un vampiro, pero sin darme cuenta, ellos
se volvieron una familia para mí. Son personas importantes en mi vida ahora.-
Tal vez mis palabras la hayan
desconcertado, pero nada de lo que había dicho era mentira, las personas del
pueblo eran parte importante de mi vida, sin el apoyo y la amabilidad de ellos
yo estaría perdido. Tal vez seguiría siendo un triste y cruel vampiro que
deambula por el mundo tratando de encontrar su lugar en la vida. Pero ellos me
dieron un hogar, me dieron algo en que creer.
Pasaron los días y pude notar que esa
niña había comprendido mis palabras, su forma de comportarse cambió
notablemente, parecía que trataba de comprobar que lo que yo había dicho era
verdad, que realmente podía encontrar en los humanos una verdadera familia. Y
ya que ella había perdido a la suya ese era un buen lugar para comenzar de
nuevo y llevar una nueva vida.
Después de dos semanas la noté algo
extraña, como triste y preocupada. Busqué el mejor momento para acercarme a
ella.
-¿Te encuentras bien? – le dije mientras me sentaba a su
lado. –Te noto algo diferente.-
-Es solo que yo…-en su rostro claramente podía
notar el temor que ella estaba sintiendo- no he sido del todo honesta
contigo, con todos.
-¿De qué estás hablando?- me preguntaba que más podría
estar ocultando ella.
-La verdadera razón por la que estoy aquí.- dijo por fin. –La
historia que te conté antes sobre mi vida, sobre mis padres, es verdad,
excepto que no llegué aquí huyendo de un orfanato. Me envió el líder de la
orden de vampiros Alder Sein. Mi misión era encontrarte.-hizo una pequeña
pausa.
-¿Para qué?- le dije con una voz dura.
-Él quiere saber por qué estás aquí y cuáles son tus
intenciones con la gente de este pueblo. Pero yo ya tengo esa respuesta. tú no
tienes realmente ninguna mala intención con esta gente y tampoco buscas alianza
para cazar vampiros.
-En eso tienes toda la razón.-Suavice un poco mi voz
después de escuchar aquellas palabras.
Y luego agregó:- Yo también me
siento como si estuviera en casa, pero me es imposible no sentir miedo, me
siento aterrada. – hizo una pausa - Ayer, uno de los vampiros sirvientes
de Alder vino a buscarme, me pidió toda la información que tuviera sobre ti y
cuando le respondí que aún no había encontrado nada se molestó y me amenazó,
dijo que si no les tenía algo pronto debía atenerme a las consecuencias.
Al confesarme su verdadero motivo de
estar ahí me desconcerté un poco y de cierta forma tal vez estaba un poco
molesto con ella, pero cuando la veía, venía a mi mente el pensar que pasaría
si yo estuviera en su lugar, así que decidí darle una oportunidad, después de
todo yo era el motivo por el cual ella estaba pasando esa situación.
-Entiendo lo que dices, y en verdad lamento que estés en esta
situación. Creo que sería una buena idea que Jury sepa lo que está pasando, yo
quiero ser sincero con ella, ya que siempre me ha apoyado. – mi corazón
latía fuertemente.
-De acuerdo, si crees que es lo mejor. Yo, solo no quiero que
los lastimen por mi culpa.- las lágrimas por fin decidieron dejar sus ojos
y recorrer sus mejías.
-No te preocupes, todo saldrá bien.- Traté de calmar su
angustia con una sonrisa.
Buscar la
forma de proteger a las personas que te importan es muy difícil, tal vez arriesgar
tu propia vida en algunas ocasiones sea la mejor opción.
Al transcurrir una semana un vampiro de
la orden regresó a la aldea en busca de Amy; Jury y yo, hicimos todo lo posible
por ocultarla de él y al no verla por los alrededores decidió entrar a la aldea
y preguntar por ella, como no era alguien conocido y causaba desconfianza,
todos los aldeanos negaron haberla visto.
El sujeto se identificó como un trabajador
social, tratando de infundir temor en los aldeanos les dijo que si ellos la
ocultaban él podía llevarlos a la cárcel, pero esto no los atemorizó y aun así
siguieron negando que ella estuviera allí. Descontentó se retiró de la aldea y
en seguida fue a contarle a Alder lo que había sucedido.
Esto enfureció al líder de la orden, así
que decidió ir personalmente a buscarnos a Amy y a mí. Por supuesto esto no era
nada bueno, si él se presentaba, una verdadera guerra se iniciaría. Alder jamás
perdonaría la traición de Amy, sin importar que tuviera que acabar con la vida
de todos los aldeanos.
Esto sobrepasaba los límites del
compromiso que había hecho de no lastimar humanos. Si una traición estaba de
por medio haría lo que fuera para tomar su venganza.
Jury debía entender que lo mejor que
podía hacer era huir de la aldea junto con Amy y encontrarle un lugar seguro
donde nadie pudiera encontrarla y hacerle daño, pero Jury no parecía estar muy
contenta con la decisión que había tomado.
Sacrificar el amor que sentía por Jury me
rompería el corazón pero si era lo mejor que podía hacer para protegerlos a
todos, estaba dispuesto a hacerlo.
-Debes entender que tal vez no tengamos otra opción, si Alder
viene y nos encuentra aquí los matará a todos.-esperaba que ella
comprendiera mis palabras.
-Si los ocultamos, tal vez él no se dé cuenta que están aquí.- sus
palabras no tenían sentido.
-Jury, sabes que no funciona así, Alder es un vampiro como yo,
aún a diez metros de mí, por más ocultos que estemos el sentiría nuestra presencia
en la aldea.- mis palabras eran insistentes, esperaba que bastaran para que
las comprendiera.
-Lo sé, es solo que no quiero que se vayan. No … - hizo una
pequeña pausa para tomar aire- no quiero perderlos.
Consideramos la idea que Jury se fuera
con nosotros, pero entonces la aldea quedaría desprotegida, ni siquiera
tendrían la oportunidad de defenderse si Alder los atacaba.
Pero Jury tuvo una idea, les dijo a los
aldeanos que un terrible peligro se aproximaba y que debían dejar la aldea por
un tiempo.
Los aldeanos estaban un poco confundidos
y preocupados, pero ellos confiaban en ella ya que siempre había dado todo por
protegerlos, así que aceptaron.
Sería difícil empezar todo en un lugar
lejano, pero ellos sabían que Jury buscaba el bienestar para ellos y que nunca
haría nada que los perjudicara o pusiera en peligro sus vidas.
Y así se hizo, dos días después partimos
de la aldea. El plan era perfecto, buscaríamos un lugar apropiado y seguro para
que los aldeanos pudieran vivir, después de esto nos marcharíamos Jury, Amy y
yo. De esta manera la vida de los demás no correría peligro y yo podría saldar
mi cuenta con los líderes de la orden.
Planeaba dejar a Jury y Amy atrás, buscar
a Alder y así enfrentarme a él, tal vez encontraría la forma que les perdonara
la vida aunque tuviese que entregar a cambio la mía.
“Un vampiro
dispuesto a sacrificar su vida por la de un humano"
Al tercer día encontramos un lugar retirado
de la ciudad, era sin duda el lugar perfecto para que habitaran los aldeanos.
Permanecimos con ellos durante un par de semanas, en lo que les ayudábamos a
construir sus viviendas y nos asegurábamos que allí estarían a salvo.
Tratamos de dejarlos en las mejores
condiciones, para que no tuvieran necesidad de regresar cerca de la ciudad y
que la orden de Alder los encontrara.
Un día, al anochecer Amy, Jury y yo tomamos
nuestras cosas y salimos en silencio. Dejándoles a los aldeanos una nota
diciéndoles que no se preocuparan por nosotros, que pronto regresaríamos, que
debíamos asegurarnos que el peligro desapareciera y que por nada del mundo
debían regresar a la aldea o tan solo acercarse hasta que nosotros regresáramos
y nos aseguráramos que sus vidas ya no corrían peligro.
-Espero que estén bien.- dijo Jury con una voz preocupada,
era la primera vez que los dejaba desde que había llegado a la aldea.
Era una decisión muy difícil, ya que no
sabíamos si ellos realmente confiarían en nosotros al irnos de esta manera y
dejar tan solo una nota. Pero los tres sentíamos tanto cariño y aprecio por
esas personas que si algo les sucedía sería como sentir un puño de cuchillos
clavándose a nuestro corazón y definitivamente ese dolor que se siente, es un
dolor que no quería volver a sentir.
Pasaron cuatro días después que dejamos
la aldea, nos empezábamos a acercar y decidí que era momento que continuara mi
camino yo solo. Así que en la noche sin que Amy y Jury se dieran cuenta tomé
mis cosas y continúe mi camino en busca de Alder.
A la mañana siguiente cuando ellas se
levantaron, se dieron cuenta que no estaba y empezaron a buscarme por todos
lados, creyeron que algo me había sucedido. Hasta que a Jury le vino a la mente
la idea que tal vez yo había decidido continuar solo y dejarlas atrás para que
nada les sucediera.
-“Es mi culpa, él
fue sólo allá para tratar de salvar mi vida, para hacerse cargo de mi traición.
Si yo no hubiera llegado a la aldea nada de esto hubiera sucedido, tal vez
hubiera sido mejor si yo muriera en aquel accidente junto con mis padres
hace un año.”- dijo Amy
casi sollozando.
Las palabras de Amy parecieron sorprender
a Jury, Amy se sentía de cierta forma culpable por la muerte de sus padres. Jury
había encontrado otro punto en común con ella, no solo ambas habían perdido a
sus padres cuando eran pequeñas, sino que también había sido cuando tenían la
misma edad.
-No digas eso pequeña, Killian va a estar bien, los tres lo
estaremos, ya lo verás, no te preocupes más. - su voz tan cálida era capaz
de calmar incluso a aquel tormentoso corazón.
Pero algo no encajaba en la historia,
¿cómo era posible que los padres de Amy murieran en un accidente de auto, si
ellos eran vampiros? Por muy aparatoso que hubiera sido el accidente es algo
que no puede aniquilar a un vampiro, sea este o no de un alto nivel.
-Regresa con los aldeanos Amy, diles que estamos bien, que
estamos averiguando algunas cosas que necesitamos, que no se preocupen por
nosotros.- Jury, quería proteger a Amy del peligro.
-¿Qué harás tu Jury? No quiero dejarte sola.- insistió Amy.
-Por favor, no te preocupes por mi, yo voy a estar bien.
Necesito que seas valiente. Eres un vampiro y aunque seas una niña sé que eres
fuerte, prométeme que cuidaras de los aldeanos hasta que regresemos.
-¿Encontrarás a Killian? –preguntó Amy.
-Sí, lo haré. Lo prometo, lo traeré de vuelta a casa.- Dijo
Jury mientras colocaba su mano sobre su hombro.
-Bien, entonces yo te prometo cuidar de los aldeanos hasta que
ustedes regresen, los estaremos esperando. – Por fin Jury la había
convencido.
Jury continúo su camino, esperando poder
encontrarme. De alguna manera pensaba que en sus manos estaba el poder
salvarme.
Pero ella ya
había salvado mi vida, su sola existencia había bastado para calmar mi
tormentosa alma. Si al enfrentarme a Alder debía morir, al menos moriría con un
poco de paz en mi corazón.
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