CAPÍTULO II
Desperté
temprano, aunque en realidad casi no dormí nada, era muy difícil conciliar el
sueño sabiendo lo que nos esperaba al día siguiente. Sabiendo que era la última
noche que pasaríamos en este lugar, sabiendo que podría ser la última noche que
estuviéramos vivos, quizás ni siquiera tendremos la oportunidad de regresar a
casa. Pero lo cierto es, que no podemos darnos por vencidos, prefiero luchar y
morir, que quedarme aquí encerrada sabiendo que no hice nada.
Me
levanto de la cama y me dirijo a bañarme, quizás sea la última ducha que tome y
quiero estar limpia en mi último día.
Al
terminar, bajo las escaleras, todos están en la cocina preparando el desayuno,
ya está todo listo, me siento a la mesa y comienzan a servirse. Quizás ésta no
sea la mejor experiencia de mi vida, pero al menos he tenido algo bueno de
esto, pasar tiempo con estas personas me ha enseñado mucho, pasar tiempo con Alejandro
también ha sido algo maravilloso.
No
sé qué sentirán ellos en este momento, pero al menos yo estoy que me muero de
los nervios, la incertidumbre se presenta como mariposas en el estómago, pero
no de esas que sientes cuando te gusta alguien, sino esas que sientes cuando estás
enfermo y hacen que te dobles.
-¿Están
listos para lo que nos espera hoy?-pregunta Shawn rompiendo el silencio de la
habitación.
Nos
miramos unos a otros y asentimos con la cabeza.
-Es
normal que estemos nerviosos, incluso que tengamos miedo, esas cosas son
monstruosas y asquerosas, sin mencionar que son capaces de matarnos de un solo
golpe- dice Alejandro mientras empina un vaso con agua hacia sus labios.
-¿Estás
tratando de darnos ánimos?- pregunta Shawn esbozando una sonrisa en su rostro-
porque si es así, déjame decirte que no creo que de mucho resultado.
-No
me malentiendan, no trato de asustarlos, soy realista y se a lo que nos
enfrentamos, pero realmente espero que podamos salir con vida de ésta y que
cada uno pueda regresar a salvo a casa.
Comparto
el sentimiento de Alejandro, debemos ir llenos de esperanza, pero ciertamente
tampoco podemos confiarnos demasiado y creer que nada malo va a suceder, porque
aunque lleguemos con vida, las posibilidades de llegar heridos son grandes y no
deben descartarse.
Al
terminar el desayuno, levantamos la mesa y cada quien se ocupa de lavar sus
trastos –Bueno, es hora.- dice Shawn mientras nos ve detenidamente a cada uno.
No
sé cómo luzca mi rostro en este momento, pero si estoy expresando lo mismo que
los demás, solo puedo describirlo de una forma: MIEDO.
-Bien,
recojan todas sus cosas, traten de dejar todo como estaba y solo lleven lo
necesario, recuerden que mientras menos cosas, mejor. – la voz de mando de
Alejandro me hace sentir un poquito segura.
-Sí.-
asentimos todos.
En
este momento mi corazón late tan rápido que siento que va a salir volando de mi
pecho, las piernas me tiemblan y siento mis manos congelarse. No estoy segura
de poder hacer esto, pero no hay más opciones y definitivamente ya no hay
marcha atrás.
Me
dirijo a la habitación que por estos últimos cinco días he llamado “mi
habitación”, me siento a la orilla de la cama y siento las lágrimas recorrer
mis mejillas, paso mis dedos sobre ellas tratando desesperadamente de borrarlas
de mi rostro. No es momento para estar triste, no es momento para dudas, tengo
que fijarme en mi objetivo, ser fuerte, ser valiente.
Me paro
frente al espejo que está colgado en la pared, trato de arreglar mi cabello
para que no luzca tan desarreglado, saco del armario de madera una chaqueta
negra que estaba ahí desde que vine, será el único recuerdo que me lleve de
ésta casa.
Al bajar
las escaleras veo a todos en la cocina guardando algunas botellas de agua y
comida en la mochila que traía Allan cuando aparecieron aquí.
-¿Ya
estás lista?- pregunta Shawn
-Linda
chaqueta Anna.- dice Alejandro elevando una sonrisa en sus labios.
-Gracias.-
sonrío – Sí, estoy lista.
-Nos
vamos. Llegó el momento de la verdad, este día se definirá nuestro futuro.
-Que
dramático eres Allan, este es e día en que regresaremos a casa.- dice Alejandro y sus
palabras suenan tan seguras que casi puedo creerlas.
Salimos
de la casa, calculo que será alrededor de la una de la tarde, (los relojes no funcionan en este lugar) eso nos dará
tiempo para explorar un poco los alrededores y avanzar lo más que podamos. Es cierto
que aparentemente en la oscuridad tenemos una ventaja sobre esos monstruos pero
la distancia que tenemos que recorrer es bastante larga, así que será mejor
usar esa ventaja cuando estemos más cerca de nuestro objetivo.
-No
se ve nada, pero estén atentos.- Alejandro comienza a abrir la puerta de la
cerca y a lo lejos se oye un rugido.
-¡Ciérrala,
ciérrala!- grita Allan.
-Estoy
pensando y quizás sea un poco descabellada mi idea, pero creo que a lo mejor y
esas cosas pueden sentir cuando esta puerta se abre.- sugiere Shawn mientras
voltea a vernos.
-No
es tan descabellada Shawn, yo pensé lo mismo que tú- Pero si es así, ¿qué vamos
a hacer? empiezo a preocuparme, ¿cómo haremos para salir de aquí?
- Pensemos
en otra forma de salir de aquí sin tener que abrir esta puerta.- dice Alejandro
mientras da unos pasos hacia atrás.
-Por
atrás, salgamos por atrás, como unos asquerosos ladrones.- sonríe Allan, hablando como si contara un chiste.
-Es
una buena idea, detrás de la casa hay unos botes que podrían servirnos para pararnos
y saltar la cerca.-
-Exacto
Anna, justo es de lo que hablo.
Caminamos
hacia la parte de atrás de la casa y justo como recuerdo, hay unos botes que
pueden servirnos, Shawn y Alejandro cargan uno de los botes que está algo
pesado y lo mueven hacia la cerca, Allan lleva otro más pequeño que puede
servirnos como grada.
-Bien
yo voy primero.
La
valentía de Alejandro me sorprende, siempre pensé que era un chico normal,
tranquilo y sereno, pero es realmente extraordinario. Sube al bote y en cada
paso mi corazón salta, apoya sus manos en la parte superior de la cerca y se
sostiene en ellas mientras comienza a pasar el resto de su cuerpo hacia el otro
lado, apoya sus pies en una de las tablas horizontales que mantiene unida la
cerca y luego da un salto hacia atrás cayendo sobre el suelo. Por un momento es
como si el tiempo se detuviera, nos quedamos parados en silencio, tratando de
escuchar un rugido, o algún monstruo moviéndose entre las copas de los árboles,
veíamos hacia todos lados, pero después de unos segundos nada, nada pasaba,
nada se movía, nada se escuchaba.
-Bien,
creo que es seguro. Pasen ahora.
Luego
de Alejandro, pasa Allan, esperamos unos segundos y nuevamente nada se escucha.
-Ahora
pasa tu Anna.- dice Alejandro –Aquí te recibimos nosotros.
Comienzo
a subir sobre los botes, siento temblar una de mis manos. Me apoyo sobre la
cerca y empiezo a pasar hacia el otro lado, apoyo mi pie derecho sobre la tabla
de madera y de repente siento unas manos cálidas sobre mi cintura – Te tengo-
esas manos, pertenecen a la única persona que ha sido capaz de mantenerme en
calma durante estos últimos días. Doy un salto hacia atrás y ya estoy en el suelo
-¿Todo bien?- pregunta Alejandro mientras retira sus manos – Sí, gracias.-
El siguiente
en cruzar es Shawn, cuando ya estamos todos al otro lado comenzamos a caminar
hacia la derecha, pues es hacia allá donde está nuestro objetivo.
Tratamos
de ir cubriéndonos con los árboles, caminar lo más sigiloso posible para que no
nos escuchen. Logramos avanzar tal vez unos 100 metros sin ser detectados
cuando de repente escuchamos un ruido a lo lejos, nos quedamos parados sin
hacer ningún movimiento, después de un minuto volvemos a movernos.
–
Debemos darnos prisa y tener mucho cuidado, creo que empezamos a entrar a la
zona donde hay más de ellos.
El tiempo
parece no avanzar, quisiera tener una varita mágica y solo aparecer en el otro
sitio. Bueno, si en verdad la tuviera, desde el primer día la hubiera utilizado
para regresar a casa. Por ahora solo nos queda seguir avanzando y tener fe en
que todo saldrá bien.
El atardecer
comienza a asomarse, hasta ahora hemos logrado avanzar sin ninguna
complicación.
-¿Cuánto
crees que nos falte Alejandro?- pregunta Shawn casi susurrando.
-Calculo
tal vez unos 600 metros más.
-¿Tantos?
Llevamos como 1,000- responde Allan mientras apoya su cuerpo en el tronco de
uno de los árboles.
-Vamos
chicos, podemos hacerlo. Sé que están cansados, yo también lo estoy y el ir tan
despacio y cuidadosamente hace eterno el llegar allá. Pero aún estamos vivos y
eso es lo que más debe importarnos, más que el cansancio y cualquier otra cosa.
-Alejandro
tiene razón, olvidemos el cansancio y sigamos avanzando, si nos detenemos a
pensar en eso no llegaremos nunca.-
Y así
lo hicimos, seguimos nuestro camino con el sigilo con el que hemos ido hasta
ahora, pero la noche empieza a entrar, los arboles ahora son solo sombras en el
camino, no se ve ninguna luz, como suponemos se verá cuando haya algún monstruo
cerca, pero me pregunto ¿No se ven porque no hay ninguno cerca o porqué las
manchas brillantes están en su espalada y ellos están justo frente a nosotros?
-Grrrr…
Mis
pies y mi corazón se detienen, ese fue un rugido, su sonido es inconfundible.
-Grrrrr…
Nuevamente.
Pero no es el mismo, el sonido ahora viene del lado contrario.
-No
se muevan.
Nos
quedamos quietos y en silencio tratando de escuchar si hay algo cerca, pero nada, hay
completo silencio.
-¿Qué
hacemos?- escucho susurrar a Allan.
-Ya
no se escucha nada, creo que podemos seguir avanzando, mantengan los ojos bien
abiertos y estén atentos a alguna luz, pero por nada vayan a hacer ruido,
tratemos de ir lo más silenciosos posibles.- responde susurrando también.
Y seguimos
avanzando, no sé si mi corazón vaya a soportar tanto estrés, siento que en algún
momento va a detenerse y simplemente dejará de latir. Mies pies se sienten tan
pesados que apenas puedo caminar, pero tengo que esforzarme, no puedo ser una
carga para ellos, menos ahora que estamos tan cerca.
-Luz-
digo en voz baja deteniéndonos a todos.
-¿Dónde?-
pregunta Shawn
-Hacia
el frente, detrás del árbol.- es difícil poder señalarle exactamente en donde
veo la luz, la noche es tan oscura que apenas y puedo verlos a ellos.
-La
veo.-dice Alejandro
-¿Es
de un monstruo? –pregunta Allan en tono asustado.
-No,
creo que no. – hace una pequeña pausa- creo que es del lugar que les dije. El tono de la luz, es
diferente al de los monstruos.
-¿Estás
seguro?-pregunto esperando que él tenga razón en lo que dice, que estemos cerca
de nuestro objetivo y que realmente sea lo que esperamos.
-Sí.
-Pues
andando.
-Grrrr-
se escucha nuevamente, pero ésta vez se oye más cerca, mucho más cerca y se oye
justo…
-Corran-
veo unos ojos brillantes justo sobre nosotros. Todos comenzamos a correr, pero
es un poco difícil en la oscuridad, volteo a ver hacia uno de los lados y veo
unas pequeñas luces moviéndose de un lado a otro y haciéndose cada vez más
grandes.
-Ahí
vienen más.-
-Estamos
cerca, dénse prisa.
“Ayy”
escucho un quejido –ayúdenme- escucho la voz de Allan y volteo a buscarlo,
está en el suelo.
Regreso
a ayudarlo a levantarse -¿Estás bien?- pregunto mientras hago que se apoye en mí.
– Creo que me doble el pie.-
-Yo
lo llevo- dice Shawn mientras me hace un lado – tú sigue corriendo – dice eso, pero no
puedo seguir corriendo nada más y dejarlos a ellos atrás.
– Vamos
corre, corre. No te preocupes, vamos detrás de ustedes.
-Anna
vamos.- dice Alejandro mientras me toma del brazo.
Levanto
mi mirada –agáchense- veo una sombra pasar justo por encima de las cabezas de
Shawn y Allan, quienes ahora están en el suelo, el monstruo trató de golpearlos
con sus enormes brazos.
-Yo
lo distraeré, ustedes sigan avanzando.
-Alejandro
¡no!
-No
te preocupes Anna, yo los alcanzo, sabes que corro rápido.- dice mientras
comienza a correr hacia la derecha, desviándose de la línea de nuestro
objetivo. Toma una roca del suelo y se la lanza al monstruo tratando de que se
fije en él y nos deje a nosotros.
-Alejandro…-
digo en voz baja mientras veo su sombra alejarse de nosotros y al monstruo yendo detrás de él.
-Vamos
Allan, levántate.- escucho decir a Shawn, me acerco a ayudarlos y empezamos a correr. Bueno, a caminar lo más rápido que podemos.
Las
manchas de luz que venían a uno de los lados cada vez se ven más cerca, lo que
significa que otro monstruo viene hacia acá. Nos acercamos más a nuestro objetivo
y veo entre la luz lo que parece ser una cerca como la de la casa que dejamos
atrás. “Otra cerca” si tiene la misma función que la otra, estaremos a salvo
ahí.
-Chicos,
dénse prisa, debemos atravesar la cerca.- en este momento me siento como la
primera vez que pise este lugar, corriendo por mi vida, de algo que aún es
desconocido para mí, excepto que esta vez, Alejandro no está conmigo.
Logramos
llegar a la cerca pero no encuentro la puerta.
-¿Dónde
está?
-No
lo sé. Pero si no tendremos que saltar, no hay tiempo para buscarla.
-Esperen,
allá..- señala Allan con su mano izquierda,
mientras se sostiene de Shawn con la derecha.
-Vamos-
corro lo más rápido que puedo y efectivamente, aquí está la puerta, pero tiene
un pasador, trato de quitarlo pero está trabado y no logro moverlo.
-No
quiero presionarte Anna pero el monstruo se acerca.- dice Allan con un tono
impaciente en su voz.
Shawn
hace que Allan se sostenga de la cerca mientras me ayuda a quitar el pasador de la
puerta, toma una roca del suelo y lo golpea tan fuerte que logra hacer que el
pasador se mueva, empuja la puerta y ayuda a Allan a entrar, luego entro yo, el
monstruo está sobre nosotros, jalo a Shawn de la camisa trayéndolo hacia mí,
caemos al suelo mientras Allan cierra de un golpe la puerta.
-¿Es
un hábito tuyo, caer así sobre la gente?- le pregunto mientras comienza a
levantarse.
Sonríe
–No exactamente, pero podría volverlo un hábito si estás para recibirme.
Afortunadamente
es de noche y la luz está a nuestras espaldas, sino podría notar lo rojo en mi
cara, realmente no esperaba esa respuesta.
-¿Qué
haremos con Alejandro? No podemos salir a buscarlo, esas cosas aún están por
ahí.-pregunta Allan
-Esperémoslo
aquí, necesitará nuestra ayuda cuando esté cerca.- No podría moverme ni un centimetro más sabiendo que él está solo allá afuera.
Sin
embargo el tiempo transcurría y no había señal de él, el monstruo que nos
persiguió a nosotros se alejó, pero no lo suficiente como para poder salir a
buscarlo.
Ya recorrí
toda la parte del frente de la cerca pero no logro ver nada y ni siquiera sé cuánto
tiempo ha transcurrido desde que él se fue.
Allan
buscó un lugar para sentarse y Shawn le ayudó a vendarse el pie con un pedazo
de tela que había traído de la casa.
-¿Estás
preocupada por él?- escucho la voz de Shawn detrás de mí.
-Sí,
lo estoy. Sé que él sabe cuidarse, pero tengo miedo que esa cosa lo haya
alcanzado.
-Él
estará bien, tranquila. Haré un poco más de tiempo y si no regresa saldré a
buscarlo.
-Pero
te arriesgarás tú también, el monstruo aún está cerca.
-No
te preocupes, no saldré por la puerta, si las dos cercas funcionan igual,
entonces la saltaré, de esa forma no notará que salí. - hace una pequeña pausa- Además no quiero verte
así.- Siento su mano acariciar mi mejilla, luego se da vuelta y se dirige hacia
donde está Allan.
Mi corazón
está latiendo tan rápido. No sé si es por lo que acaba de suceder con Shawn o
porque tengo miedo que Alejandro no regrese.
Minutos después -El
sol está por salir- volteo a verlo y trae el arco y las flechas que Allan hizo.
–Si él no regresa para cuando el sol aparezca saldré a buscarlo.
-Gracias
Shawn.- respiro profundo y coloco mi mano envolviendo su brazo.
Alejandro, debes volver,
estamos esperándote.