martes, 22 de noviembre de 2016

Corazón de Vampiro - Capítulo IV



     


     
 La Batalla


     Entre todo aquello que había sucedido años atrás, mis padres conocieron a un antiguo cazador de vampiros que andaba tras Alder, él sabía todo lo que Sein había hecho y lo que estaba planeando hacer.

    Resultó que la única razón por la que había creado la orden es porque deseaba poder juntar un ejército de vampiros que acabaran con la raza humana y así dominar el planeta entero.

     Todo esto en venganza de lo que aquel niño les había hecho a él y a sus amigos al burlarse de ellos y hacerlos a un lado, obligando a los demás a alejarse de ellos también.

     Al revelarse los padres de Amy, Jury y los míos él se enfureció muchísimo, ya que significaba que no estarían nunca de acuerdo en lo que él deseaba y por lo tanto podrían intervenir en sus planes. Sin embargo había algo que lo había detenido a acabar con sus vidas en aquel entonces.

     Este cazador de vampiros ya era muy viejo para esta labor, por lo que les entregó a mis padres un arma poderosa. Una pistola hecha de la más pura plata, la cual utilizaba también balas de plata.

     Era la única arma capaz de acabar con la existencia de un vampiro de un solo tiro. A esta arma la llamaba “BlackJack”.


Una existencia pasajera.


     Sin embargo, había algo más sobre ésta arma, no podía ser utilizada por un vampiro ya que enseguida quemaría sus manos y lo debilitaría. Solo un humano, tal como lo era el cazador podría utilizarla.

     Entre todos los que nos preparábamos para luchar contra Alder solo existía una persona capaz de hacerlo, la única humana entre nosotros, era Jury.

    Acaso ¿debía ser ella quien acabara con la vida de Alder?, era algo muy arriesgado y aunque pudiera sonar egoísta, yo no deseaba entregar la vida de Jury por la de todos los demás.

     “Un vampiro a quien se le dio la oportunidad de vivir como humano” y Jury lo había hecho tan bien. Cuidaba de las personas a su alrededor y era capaz de amar con todo su corazón a cada uno de ellos.

     Pero, sin importar que tan en desacuerdo estuviera yo, Jury deseaba hacer esto con todas sus fuerzas, aun si arriesgaba su vida o incluso si la perdía mientras lo intentaba.

     Y ¿quién era yo? más que un corazón egoísta para impedir que cumpliera sus deseos. Ella quería salvar la vida de las personas y también la de los vampiros buenos, sin importar el costo de esto.

     Aunque mi corazón se cayera a pedazos al pensar que podía perderla, debía dejarla hacer lo que ella deseara, después de todo ella era parte de toda esta trágica historia.

     Sus padres y su hermano se habían sacrificado por ella y no deseaba que su esfuerzo fuera en vano. Yo entendía esto y fue la razón por la que le entregué el arma en sus manos, poniendo todas nuestras esperanzas en ella.

     A pesar de esto yo jamás me separaría de su lado, si arriesgaba su vida por la de todos los demás, yo arriesgaría la mía por ella.

-Es hora.- Dijo Jury acercándose a mí.- No importa lo que suceda hoy, quiero que siempre tengas presente que te amo Killian. Cuando llegaste a la aldea no tenía la menor idea de lo unidos que estaban nuestros destinos, pero sí deseaba que la vida nos permitiera estar juntos.

-No hables como si estuvieras despidiéndote- debía interrumpir sus palabras, sentía que me ahogaba con cada una.

-No es que este despidiéndome, pero no sabemos qué pasará allá.-

-Nuestra misión, nuestro propósito es acabar con Alder, así será, debemos enfocarnos en eso y no pensar en que alguno de nosotros morirá.-

-Bien, de acuerdo, tienes razón. Aun así, quiero que sepas que te amo.-

-Y yo a ti Jury- En verdad amaba a Jury, pero me era imposible sacar esas palabras de mi boca, sentía que si las decía, el solo hecho de pronunciarlas la mataría. ¿Acaso era yo digno de amar a alguien como ella?

***

     Nos dirigimos hacia la puerta de la casa, allí estaban todos los vampiros que nos seguirían, verlos ahí, dispuestos a sacrificarse me hacía sentir más fuerte.

     Nos dirigimos a la casa de Alder, nuestro plan era acabar con él a como diera lugar. Dentro de esto esperábamos poder rescatar a algunos vampiros que estuvieran allí en contra de su voluntad y ésto claro, incluía también a mi viejo amigo de la infancia.

     Al acercarnos nos dimos cuenta que nos estaba esperando el ejército de Alder, pero él estaba dentro de la casa.

     Mi misión era hacer que Jury entrara a la casa, llevarla hacia donde estaba Alder para que ella pudiera utilizar a la Blackjack con él, dos vampiros más nos acompañarían y el resto se quedarían afuera luchando contra el ejército de Sein.

     Cada vampiro nace con un don especial y esta sería la única arma que utilizaría uno contra el otro.

     Tomé a Jury de la mano y junto a Marco y Demian, los vampiros que nos acompañaban, nos fuimos abriendo paso entre todos para poder entrar a la casa de la orden. Mas mi sorpresa fue que dentro había un joven vampiro esperándonos, pero él era mi viejo amigo, Samy.

     Habían pasado ya tantos años, que el parecía ni siquiera reconocerme. Su mirada era una mirada fría y vacía, llena de tristeza. Intenté hablar con él pero en seguida comenzó a atacarnos, utilizaba sus poderes, lanzándonos bolas de fuego; yo no deseaba hacerle daño por ningún motivo, mientras esquivaba sus ataques trataba de hablar con él para que recordara quien era yo, pero parecía ser inútil.

     Después de varios intentos decidí darle una bofetada y hacerlo caer, lo tomé de los brazos y me coloque sobre el para evitar que no pudiera levantarse o atacarme.

     -¡Samy! ¡Samy! –Gritaba- soy yo, Killian. ¿Acaso no me recuerdas?, tú y yo éramos muy buenos amigos cuando éramos pequeños. ¿Ya lo olvidaste? Yo, nunca supe lo que te había ocurrido, a donde te habían enviado realmente. Por favor Samy, trata de reaccionar y recordar, no deseo hacerte daño, estamos aquí para liberarte de Alder, para liberar a todos de una vez por todas.- A pesar de mis palabras el seguía tratando de liberarse para poder atacarnos. – ¡Samy! ¡Samy!- Seguía insistiendo, no podía rendirme.

-Dile que su madre también está aquí- escuché la voz de Jury gritar.

-Samy, ¿escuchaste? Mary también…- Sus ojos habían cambiado, había dejado de luchar. -¿Samy?- él parecía por fin haber reaccionado.

-Killian –su voz titubeaba- ¿en verdad eres tú?- preguntó por fin.

-Sí, soy yo amigo.- Lo solté y me puse de rodillas frente a él, Samy se levantó y me abrazó fuertemente.

-No sabes cuánto te extrañé.- dijo entre llantos.

-Y yo a ti Samuel- dije riendo, sólo le decía Samuel cuando fingíamos que estábamos enojados para que nuestros padres trataran de contentarnos, casi siempre terminaban haciendo un banquete para ello.

-¿Qué están haciendo aquí?-preguntó.

-Samy, te presento a Jury, Demian y Marco, estamos todos aquí para poder acabar con Alder.-

-¿Por fin te has enterado?-

-Sí, así es. Mis padres me lo han contado todo. Samy, lamento mucho que te hayan entregado a cambio de mí, debí ser yo desde un principio.-

-Te equivocas, nadie me entregó, yo decidí venir por mi cuenta. Tú siempre fuiste como un hermano para mí y lo único que quería era que estuvieras a salvo, así que le pedí a mi madre que me dejara venir en vez tuya.-

-¿Qué? ¿Por qué Samy?, no era tu batalla.-

-Lo sé, pero mira ahora, tarde pero viniste por mí, yo quizás no hubiera sido lo suficientemente astuto o fuerte para venir por ti y salvarte, creo que al final, fue mejor así.-

-¡Gracias! Samy.- Era como lo recordaba, aquel niño que siempre sacaba lo mejor de mí.

-Realmente no quisiera interrumpirlos pero, recuerden que aún tenemos una misión que cumplir.-Dijo Jury sonriendo.

-¿Humana? Tú eres humana- Dijo Samy mientras nos levantábamos del suelo.

-Lo es y no lo es, es una historia un poco larga, así que mejor sigamos y te la cuento después.-

-Bien, pero es extraño verte con una humana, ¿cómo no te la has comido?- Dijo Samy riendo, obviamente él estaba bromeando pero sus palabras me hacían recordar todo el daño que había hecho.

-¿Sabes dónde está Alder?- pregunté tratando de desviar la conversación.

-Está en su oficina, seguramente esperándonos.- la expresión sonriente de Sam cambió a una expresión más seria.

-Bien, ¡vamos!- corrimos por los pasillos hasta llegar a la puerta de su oficina. Estaba cerrada, mi corazón palpitaba rápidamente, tal vez por la velocidad con la que había corrido o quizás por lo que no esperaba detrás de esas altas puertas de madera.

     Sostuve con mi mano la perilla de la puerta, entrar allí podría cambiar nuestras vidas. La giré y abrí la puerta de un golpe, allí estaba el escritorio de Alder, justo como lo vi la última vez que estuve en ese lugar. Detrás de él había una enorme silla –Llegaron- se escuchó una voz detrás de la silla.

     Tomé del brazo a Jury, quien estaba justo a un lado mío, y coloqué mi cuerpo delante de ella. Samy dio unos pasos al frente, Marco quedó detrás de Jury y Demian se colocó a mi lado, justo donde segundos antes había estado Jury.

     Una pequeña carcajada se escuchó – ¿crees que puedes ganarme con ese ejercito de vampiros mediocres? Me extraña de ti Killian, siendo un vampiro de sangre real eres demasiado débil y estúpido.-

     A lo que Alder se refería, es que entre Marco, Demian y Samy, yo era el único vampiro de sangre real, se suponía que era más fuerte que ellos, pero es que en realidad yo nunca había peleado con otro vampiro.

     Alder estaba en lo correcto, era débil, lo había sido desde que hui de mi hogar, pero era el momento perfecto para dejar de serlo, para ser valiente y enfrentar lo que se viniera.


***


     Sein había engañado a muchos vampiros de clase noble haciéndoles creer que el objetivo de la orden era protegerlos  y mantener un equilibrio de paz entre ellos y los humanos. Pero una vez adentro se fueron dando cuenta de cuáles eran las verdaderas intenciones de Alder, sin embargo si intentaban dejarlo él acababa con sus vidas. Por supuesto también había muchos vampiros que en realidad si apoyaban a Alder, apoyaban la verdadera misión de la orden.

     Alder era un vampiro muy poderoso pero se había hecho de muchos enemigos. Vampiros y humanos que estaban dispuestos a destruirlo sin importar el costo de ello.

     El viejo cazador de vampiros llamó a otros cazadores para que se unieran a nosotros, él pudo darse cuenta que nuestra intención no era lastimar a los humanos, sino poder convivir con ellos, cada día, sin que ninguno sintiera temor del otro.

     Ellos estuvieron de acuerdo en apoyarnos, cuando los nuestros luchaban contra el ejército de Alder aparecieron los cazadores y comenzaron a pelear a nuestro lado. Esto sin duda era una gran ventaja para nosotros, ya que eran de los mejores cazadores que existían en el país.

Alder parecía estar muy confiado en que ganaría la batalla contra nosotros. -No pensé que llegarían tan lejos, y que serían tan tontos como para entregarse ustedes mismos a mí. Killian, realmente parece que deseas que tome la vida de tu amada Jury. En verdad, no me molestaría quedarme con ella y con tu madre. Nada me daría más placer que verte a ti y a tu padre sufrir por ellas y ver cómo se las arrebato de las manos.-

Las palabras que decía Alder eran frías y arrogantes.

-¡Cállate!- gritó Jury, su voz sonaba realmente molesta. –Deja de decir tantas tonterías, jamás te permitiré que lastimes a nadie, si crees que porque ahora soy humana no puedo detenerte te equivocas. Pelearé hasta el final por proteger a los que quiero.-

 -¡Niña tonta!- dijo Alder soltando una risa, sus labios se retorcían como si desearan romper en carcajadas, realmente resultaba asqueroso el tan solo verlo reír de esa forma. –Ni tú, ni nadie es lo suficientemente fuerte como para destruirme, en lo que tú lo piensas yo ya te asesiné.-

-Eso es lo que tú crees- La voz de Jury ahora se escuchaba fuerte, sacó la BlackJack y le apuntó directo a su pecho, Alder dejó de reír pero no mostró ninguna reacción que lo hiciera parecer asustado o preocupado.

-¿Crees que con eso acabaras conmigo? Eres tan ridícula.-

-¡Cállate! -  grité dando un salto hacia el frente, de repente escuché un fuerte sonido detrás de mí, el sonido era estremecedor, mi cuerpo entero se sintió temblar por un momento, guie mi mirada hacia el lugar de donde provenía, Jury, había disparado el arma.

     Apretó el gatillo y una bala salió directo hacia él, pero una de las habilidades de Alder era la rapidez, se movió como un rayo, casi y ni se notó cuando atravesó la habitación y se colocó detrás de Jury, inclinó su cabeza sobre su hombro derecho, le dio un beso en la mejilla, (él también tenía la habilidad de extraer la energía de las personas por medio de un beso) y luego le clavó un cuchillo en su espalda.

     Volteé tan rápido como pude hacia ella, para alejarla de Alder pero no pude impedir que introdujera el cuchillo en su cuerpo y siendo humana eso acabaría con su vida rápidamente.

     Tomé a Jury de los brazos y jalé su cuerpo hacia a mí, Samy que estaba detrás la hizo a un lado pegándola a la pared y tratando de contener su herida.

    Golpee a Alder tan fuerte como pude, sentía dentro de mí el alto deseo de acabar con él, si no lo hacía nunca me permitiría el tan siquiera acercarme a Jury y mucho menos intentar salvar su vida y ya que Alder la había herido ella ni siquiera podía moverse.

      Alder me golpeaba y yo a él, trataba de utilizar mis poderes “hielo” para tratar de acabarlo, aunque en realidad era la primera vez que los utilizaba para pelear, así que ni siquiera sabía hacerlo bien, pero la ira que sentía dentro de mi hacía que no sintiera dolor, pero sin embargo yo ya estaba muy herido. La batalla contra Alder parecía nunca acabar y dentro de mi mente yo solo pensaba en Jury.

     Aquellos ojos rojos que nos caracterizan a los vampiros estaban más rojos que nunca, estábamos utilizando nuestro poder a nuestra máxima potencia, aunque mis heridas abiertas devoraran mi corazón, mi prioridad era salvarla a ella.

     De repente escuché un fuerte sonido y vi a Alder caer de rodillas ante mí. Jury había hecho lo imposible y había juntado todas sus fuerzas para moverse y así poder dispararle a Alder. De un golpe había acabado con su vida, pero ¿a qué costo?

     Mientras la existencia de Alder se desvanecía, rápidamente me dirigí hacia Jury, nuevamente se encontraba tirada en el suelo muy débil, casi a punto de morir. Había derramado demasiada sangre y ni siquiera podía moverse.

     La tomé en mis brazos y una lagrima rodó por mi mejilla, ella me sonrió tan dulcemente como siempre lo había hecho y me dijo: -“A pesar de todo lo que ha sucedido en nuestras vidas, haberte conocido aun en estas circunstancias ha sido lo mejor que me ha pasado Killian, desde la muerte de mis padres creí que nunca podría volver a ser tan feliz como lo fui con ellos alguna vez, pero tu regresaste a mi vida esa felicidad, perdón por no poder permanecer más tiempo a tu lado.

     Por favor diles a los aldeanos que siempre fueron una familia para mí y que les agradezco todo lo que hicieron por mí y por todo el apoyo y amor que siempre me dieron. Diles por favor que sin importar a donde vaya siempre los llevaré en mi corazón y que yo también los amé muchísimo.”-

     Desde que salí de casa hace 7 años y cometí tantos actos de crueldad me juré que nunca me daría el derecho a ser feliz, que mi pecado nunca tendría perdón,  pero al conocer a Jury y llegar a amarla tanto me di cuenta que era imposible no ser feliz a su lado, ahora esa persona a la que tanto deseaba tener conmigo y que tanto bien me hacía estaba a punto de dejarme.

Ambos sabemos que este deseo nunca se hará realidad.

     Estaba allí sentado con ella en mis brazos, mi corazón se rompía al verla y saber que su existencia se desvanecía lentamente ante mis ojos. En mi desesperación por no poder sanarla, recordé algo básico de ser un vampiro de sangre real, yo podía transformarla nuevamente en un vampiro, aunque por dentro no estaba seguro de hacerlo, condenaría a mi amada Jury a una vida de esclavitud ante la sangre, una vida eterna a mi lado.

     Y aunque ella en algún momento decidiera dejarme yo haría lo que fuera porque pudiera vivir una vida eterna  y feliz, sin importar al lado de quien fuera.

     Sin pensarlo más, acerqué mi rostro al de ella, le di un beso en su frente y clavé mis colmillos en su cuello. Introduje toda la sangre que pude para que su transformación fuera rápida y exitosa.

    Ella estaba ya desmayada y después de terminar aun parecía no reaccionar. Sentí un duro golpe en mi corazón, yo había perdido a la única persona que más había amado en mi vida.

     Pero al final no importaría tanto, ya que con todos los ataques que había recibido de Alder yo podría morir junto con ella, después de todo ya no tenía una razón para seguir existiendo en este mundo.

     Me recosté sobre una pared con ella en mis brazos, cerré mis ojos y esperé a que el viento decidiera llevarse la última parte de mi alma.

     De repente sentí en mi mano cierta calidez, abrí mis ojos y al ver a Jury estaba tan hermosa como siempre. Mi mano empezó a sanar de los golpes que tenía, ella me sonrió y me vio fijamente a los ojos y luego me dijo que esperaba que de ahora en adelante cada vez que abriera sus ojos al despertar pudiera verme a mí a su lado, justo como en ese momento.

     Se levantó, y me dio un cálido y tierno beso, en ese momento pude sentir dentro de mí como si algo me recorriera por todo el cuerpo, el dolor y las heridas comenzaron a desvanecerse.

     -“Mi don ha regresado, sabes desde que era pequeña solía sanar las heridas de mis padres cuando luchaban por alejar a un vampiro malo de mi hermano y de mí. Viví como humana todos estos años y siempre pensé que sería lo mejor. Ahora nuevamente corre dentro de mí la existencia de un vampiro, pero la mejor parte de todo esto Killian, es que podré estar a tu lado para siempre.”-

      Mi corazón latió fuertemente al escuchar sus palabras, sus ojos brillaban al verme y las lágrimas parecían estar descontroladas dentro de mí. Jury me abrazó fuertemente, tan fuerte que pude sentir su corazón latir.

     Nos levantamos y salimos de la casa de la orden, todos nuestros amigos y los cazadores de vampiros nos esperaban afuera, también algunos de los vampiros de la orden de Alder que estaban con él en contra de su voluntad y que se habían aliado a nosotros durante la batalla.

     Todos estaban felices de ver que habíamos podido regresar con vida. Mis padres corrieron hacia Jury y hacia mí y nos abrazaron fuertemente a los dos. Mi viejo amigo Samy estaba junto a su madre nuevamente, estaba feliz de verlo así de radiante de nuevo, como aquel niño travieso con el que solía jugar.

Mi pasado es un oscuro pasado, pero veo en mi presente un futuro brillante.

     Después de esa larga batalla regresamos a la casa de mis padres, estuvimos con ellos un par de días pero luego de pensarlo bien Jury y yo decidimos regresar a buscar a los aldeanos y a Amy, teníamos que hacerles saber que su vida ya no corría ningún peligro.

     Cuando llegamos a la aldea todos estaban felices de vernos, habían pensado que tal vez ya no regresaríamos. Amy había estado tan triste que cuando ellos le preguntaron el motivo de su aflicción les había confesado que era un vampiro y que nosotros nos habíamos ido a tratar de salvar su vida, sin embargo no les confesó que yo también era un vampiro. Aún así los aldeanos no tuvieron ni siquiera la más mínima intención de sacarla de la aldea, la acogieron igual porque veían en ella a una buena niña.

     Jury y yo decidimos confesarles que nosotros también éramos unos vampiros, esto para Amy fue una sorpresa ya que según ella Jury era humana. Les contamos la historia de todo lo que había sucedido en el pasado y cuál había sido el motivo por el que nos habíamos ido sin decirles nada.

    A pesar de ésta confesión acerca de nuestro pasado los aldeanos seguían tratándonos de la  misma forma en la que siempre lo habían hecho, nunca nos vieron de una forma extraña o despectiva, para ellos seguíamos siendo los mismos de antes, seguíamos siendo parte de su hermosa y gran familia.

     Amy, Jury y yo decidimos quedarnos a vivir en la aldea junto con ellos. Al final decidieron no trasladarse a donde estaban desde un principio, ya se habían acostumbrado a aquel lugar y después de todo nos tenían a nosotros para protegerlos.

     Mis padres y Samy venían en algunas ocasiones a visitarnos y nosotros también íbamos a verlos de vez en cuando.  

     Sin darnos cuenta, el plan de Alder de alguna forma nos había unido a todos, parece que sin él tal vez nunca nos hubiéramos conocido. Irónicamente teníamos algo que agradecerle.

Un nuevo comienzo.

     Hace muchos años salí de casa creyendo que huía de un destino atado a la esclavitud, ahora tengo lo que en aquel entonces creí que nunca me podría hacer feliz… Un hogar.




Fin.