La Batalla
Entre todo aquello que había sucedido años atrás, mis padres conocieron a un antiguo cazador de vampiros que andaba tras Alder, él sabía todo lo que Sein había hecho y lo que estaba planeando hacer.
Resultó que la única razón por la que había
creado la orden es porque deseaba poder juntar un ejército de vampiros que
acabaran con la raza humana y así dominar el planeta entero.
Todo esto en venganza de lo que aquel niño
les había hecho a él y a sus amigos al burlarse de ellos y hacerlos a un lado,
obligando a los demás a alejarse de ellos también.
Al revelarse los padres de Amy, Jury y los
míos él se enfureció muchísimo, ya que significaba que no estarían nunca de
acuerdo en lo que él deseaba y por lo tanto podrían intervenir en sus planes.
Sin embargo había algo que lo había detenido a acabar con sus vidas en aquel
entonces.
Este cazador de vampiros ya era muy viejo
para esta labor, por lo que les entregó a mis padres un arma poderosa. Una pistola
hecha de la más pura plata, la cual utilizaba también balas de plata.
Era la única arma capaz de acabar con la
existencia de un vampiro de un solo tiro. A esta arma la llamaba “BlackJack”.
Una existencia
pasajera.
Sin embargo, había algo más sobre ésta
arma, no podía ser utilizada por un vampiro ya que enseguida quemaría sus manos
y lo debilitaría. Solo un humano, tal como lo era el cazador podría utilizarla.
Entre todos los que nos preparábamos para
luchar contra Alder solo existía una persona capaz de hacerlo, la única humana
entre nosotros, era Jury.
Acaso ¿debía ser ella quien acabara con la
vida de Alder?, era algo muy arriesgado y aunque pudiera sonar egoísta, yo no
deseaba entregar la vida de Jury por la de todos los demás.
“Un vampiro a quien se le dio la oportunidad
de vivir como humano” y Jury lo había hecho tan bien. Cuidaba de las personas a
su alrededor y era capaz de amar con todo su corazón a cada uno de ellos.
Pero, sin importar que tan en desacuerdo estuviera
yo, Jury deseaba hacer esto con todas sus fuerzas, aun si arriesgaba su vida o
incluso si la perdía mientras lo intentaba.
Y ¿quién era yo? más que un corazón
egoísta para impedir que cumpliera sus deseos. Ella quería salvar la vida de
las personas y también la de los vampiros buenos, sin importar el costo de
esto.
Aunque mi corazón se cayera a pedazos al
pensar que podía perderla, debía dejarla hacer lo que ella deseara, después de
todo ella era parte de toda esta trágica historia.
Sus padres y su hermano se habían
sacrificado por ella y no deseaba que su esfuerzo fuera en vano. Yo entendía
esto y fue la razón por la que le entregué el arma en sus manos, poniendo todas
nuestras esperanzas en ella.
A pesar de esto yo jamás me separaría de su
lado, si arriesgaba su vida por la de todos los demás, yo arriesgaría la mía
por ella.
-Es hora.- Dijo Jury acercándose a mí.- No importa lo que suceda hoy, quiero que
siempre tengas presente que te amo Killian. Cuando llegaste a la aldea no tenía
la menor idea de lo unidos que estaban nuestros destinos, pero sí deseaba que
la vida nos permitiera estar juntos.
-No hables como si estuvieras despidiéndote- debía
interrumpir sus palabras, sentía que me ahogaba con cada una.
-No es que este despidiéndome, pero no
sabemos qué pasará allá.-
-Nuestra misión, nuestro propósito es acabar con Alder,
así será, debemos enfocarnos en eso y no pensar en que alguno de nosotros
morirá.-
-Bien, de acuerdo, tienes razón. Aun así, quiero que
sepas que te amo.-
-Y yo a ti Jury- En
verdad amaba a Jury, pero me era imposible sacar esas palabras de mi boca,
sentía que si las decía, el solo hecho de pronunciarlas la mataría. ¿Acaso era
yo digno de amar a alguien como ella?
***
Nos dirigimos hacia la puerta de la casa,
allí estaban todos los vampiros que nos seguirían, verlos ahí, dispuestos a
sacrificarse me hacía sentir más fuerte.
Nos dirigimos a la casa de Alder, nuestro
plan era acabar con él a como diera lugar. Dentro de esto esperábamos poder
rescatar a algunos vampiros que estuvieran allí en contra de su voluntad y ésto
claro, incluía también a mi viejo amigo de la infancia.
Al acercarnos nos dimos cuenta que nos
estaba esperando el ejército de Alder, pero él estaba dentro de la casa.
Mi misión era hacer que Jury entrara a la
casa, llevarla hacia donde estaba Alder para que ella pudiera utilizar a la
Blackjack con él, dos vampiros más nos acompañarían y el resto se quedarían
afuera luchando contra el ejército de Sein.
Cada vampiro nace con un don especial y
esta sería la única arma que utilizaría uno contra el otro.
Tomé a Jury de la mano y junto a Marco y
Demian, los vampiros que nos acompañaban, nos fuimos abriendo paso entre todos
para poder entrar a la casa de la orden. Mas mi sorpresa fue que dentro había
un joven vampiro esperándonos, pero él era mi viejo amigo, Samy.
Habían pasado ya tantos años, que el
parecía ni siquiera reconocerme. Su mirada era una mirada fría y vacía, llena
de tristeza. Intenté hablar con él pero en seguida comenzó a atacarnos,
utilizaba sus poderes, lanzándonos bolas de fuego; yo no deseaba hacerle daño
por ningún motivo, mientras esquivaba sus ataques trataba de hablar con él para
que recordara quien era yo, pero parecía ser inútil.
Después de varios intentos decidí darle
una bofetada y hacerlo caer, lo tomé de los brazos y me coloque sobre el para
evitar que no pudiera levantarse o atacarme.
-¡Samy!
¡Samy! –Gritaba- soy yo, Killian. ¿Acaso
no me recuerdas?, tú y yo éramos muy buenos amigos cuando éramos pequeños. ¿Ya
lo olvidaste? Yo, nunca supe lo que te había ocurrido, a donde te habían
enviado realmente. Por favor Samy, trata de reaccionar y recordar, no deseo
hacerte daño, estamos aquí para liberarte de Alder, para liberar a todos de una
vez por todas.- A pesar de mis palabras el seguía tratando de liberarse
para poder atacarnos. – ¡Samy! ¡Samy!- Seguía
insistiendo, no podía rendirme.
-Dile que su madre también está aquí- escuché
la voz de Jury gritar.
-Samy, ¿escuchaste? Mary también…- Sus
ojos habían cambiado, había dejado de luchar. -¿Samy?- él parecía por fin haber reaccionado.
-Killian –su voz titubeaba- ¿en verdad eres tú?- preguntó por fin.
-Sí, soy yo amigo.- Lo solté y me puse de
rodillas frente a él, Samy se levantó y me abrazó fuertemente.
-No sabes cuánto te extrañé.- dijo entre
llantos.
-Y yo a ti Samuel- dije riendo, sólo le
decía Samuel cuando fingíamos que estábamos enojados para que nuestros padres
trataran de contentarnos, casi siempre terminaban haciendo un banquete para
ello.
-¿Qué están haciendo aquí?-preguntó.
-Samy, te presento a Jury, Demian y Marco,
estamos todos aquí para poder acabar con Alder.-
-¿Por fin te has enterado?-
-Sí, así es. Mis padres me lo han contado todo. Samy,
lamento mucho que te hayan entregado a cambio de mí, debí ser yo desde un
principio.-
-Te equivocas, nadie me entregó, yo decidí venir por mi
cuenta. Tú siempre fuiste como un hermano para mí y lo único que quería era que
estuvieras a salvo, así que le pedí a mi madre que me dejara venir en vez
tuya.-
-¿Qué? ¿Por qué Samy?, no era tu batalla.-
-Lo sé, pero mira ahora, tarde pero viniste por mí, yo
quizás no hubiera sido lo suficientemente astuto o fuerte para venir por ti y
salvarte, creo que al final, fue mejor así.-
-¡Gracias! Samy.- Era
como lo recordaba, aquel niño que siempre sacaba lo mejor de mí.
-Realmente no quisiera interrumpirlos pero,
recuerden que aún tenemos una misión que cumplir.-Dijo Jury sonriendo.
-¿Humana? Tú eres humana- Dijo Samy mientras
nos levantábamos del suelo.
-Lo es y no lo es, es una historia un poco larga, así que
mejor sigamos y te la cuento después.-
-Bien, pero es extraño verte con una humana, ¿cómo no te
la has comido?- Dijo Samy riendo, obviamente él estaba bromeando pero sus
palabras me hacían recordar todo el daño que había hecho.
-¿Sabes dónde está Alder?- pregunté
tratando de desviar la conversación.
-Está en su oficina, seguramente
esperándonos.- la expresión sonriente de Sam cambió a una expresión más
seria.
-Bien, ¡vamos!- corrimos por los pasillos
hasta llegar a la puerta de su oficina. Estaba cerrada, mi corazón palpitaba
rápidamente, tal vez por la velocidad con la que había corrido o quizás por lo
que no esperaba detrás de esas altas puertas de madera.
Sostuve con mi mano la perilla de la
puerta, entrar allí podría cambiar nuestras vidas. La giré y abrí la puerta de
un golpe, allí estaba el escritorio de Alder, justo como lo vi la última vez
que estuve en ese lugar. Detrás de él había una enorme silla –Llegaron- se escuchó una voz detrás de
la silla.
Tomé del brazo a Jury, quien estaba justo
a un lado mío, y coloqué mi cuerpo delante de ella. Samy dio unos pasos al
frente, Marco quedó detrás de Jury y Demian se colocó a mi lado, justo donde
segundos antes había estado Jury.
Una pequeña carcajada se escuchó – ¿crees que puedes ganarme con ese ejercito
de vampiros mediocres? Me extraña de ti Killian, siendo un vampiro de sangre real
eres demasiado débil y estúpido.-
A lo que Alder se refería, es que entre
Marco, Demian y Samy, yo era el único vampiro de sangre real, se suponía que
era más fuerte que ellos, pero es que en realidad yo nunca había peleado con
otro vampiro.
Alder estaba en lo correcto, era débil, lo
había sido desde que hui de mi hogar, pero era el momento perfecto para dejar
de serlo, para ser valiente y enfrentar lo que se viniera.
***
Sein
había engañado a muchos vampiros de clase noble haciéndoles creer que el
objetivo de la orden era protegerlos y
mantener un equilibrio de paz entre ellos y los humanos. Pero una vez adentro
se fueron dando cuenta de cuáles eran las verdaderas intenciones de Alder, sin
embargo si intentaban dejarlo él acababa con sus vidas. Por supuesto también había
muchos vampiros que en realidad si apoyaban a Alder, apoyaban la verdadera
misión de la orden.
Alder era un vampiro muy poderoso pero se
había hecho de muchos enemigos. Vampiros y humanos que estaban dispuestos a
destruirlo sin importar el costo de ello.
El viejo cazador de vampiros llamó a otros
cazadores para que se unieran a nosotros, él pudo darse cuenta que nuestra
intención no era lastimar a los humanos, sino poder convivir con ellos, cada
día, sin que ninguno sintiera temor del otro.
Ellos estuvieron de acuerdo en apoyarnos,
cuando los nuestros luchaban contra el ejército de Alder aparecieron los
cazadores y comenzaron a pelear a nuestro lado. Esto sin duda era una gran
ventaja para nosotros, ya que eran de los mejores cazadores que existían en el
país.
Alder
parecía estar muy confiado en que ganaría la batalla contra nosotros. -No pensé que llegarían tan lejos, y que
serían tan tontos como para entregarse ustedes mismos a mí. Killian, realmente
parece que deseas que tome la vida de tu amada Jury. En verdad, no me
molestaría quedarme con ella y con tu madre. Nada me daría más placer que verte
a ti y a tu padre sufrir por ellas y ver cómo se las arrebato de las manos.-
Las
palabras que decía Alder eran frías y arrogantes.
-¡Cállate!- gritó Jury, su voz sonaba
realmente molesta. –Deja de decir tantas
tonterías, jamás te permitiré que lastimes a nadie, si crees que porque ahora
soy humana no puedo detenerte te equivocas. Pelearé hasta el final por proteger
a los que quiero.-
-¡Niña
tonta!- dijo Alder soltando una risa, sus labios se retorcían como si
desearan romper en carcajadas, realmente resultaba asqueroso el tan solo verlo reír
de esa forma. –Ni tú, ni nadie es lo
suficientemente fuerte como para destruirme, en lo que tú lo piensas yo ya te
asesiné.-
-Eso es lo que tú crees- La voz
de Jury ahora se escuchaba fuerte, sacó la BlackJack y le apuntó directo a su
pecho, Alder dejó de reír pero no mostró ninguna reacción que lo hiciera
parecer asustado o preocupado.
-¿Crees que con eso acabaras conmigo? Eres
tan ridícula.-
-¡Cállate! - grité dando un salto hacia el frente, de repente escuché un fuerte sonido
detrás de mí, el sonido era estremecedor, mi cuerpo entero se sintió temblar
por un momento, guie mi mirada hacia el lugar de donde provenía, Jury, había
disparado el arma.
Apretó el gatillo y una bala salió directo
hacia él, pero una de las habilidades de Alder era la rapidez, se movió como un
rayo, casi y ni se notó cuando atravesó la habitación y se colocó detrás de
Jury, inclinó su cabeza sobre su hombro derecho, le dio un beso en la mejilla, (él
también tenía la habilidad de extraer la energía de las personas por medio de
un beso) y luego le clavó un cuchillo en su espalda.
Volteé tan rápido como pude hacia ella,
para alejarla de Alder pero no pude impedir que introdujera el cuchillo en su
cuerpo y siendo humana eso acabaría con su vida rápidamente.
Tomé a Jury de los brazos y jalé su cuerpo
hacia a mí, Samy que estaba detrás la hizo a un lado pegándola a la pared y
tratando de contener su herida.
Golpee a Alder tan fuerte como pude, sentía
dentro de mí el alto deseo de acabar con él, si no lo hacía nunca me permitiría
el tan siquiera acercarme a Jury y mucho menos intentar salvar su vida y ya que
Alder la había herido ella ni siquiera podía moverse.
Alder me golpeaba y yo a él, trataba de
utilizar mis poderes “hielo” para tratar de acabarlo, aunque en realidad era la
primera vez que los utilizaba para pelear, así que ni siquiera sabía hacerlo
bien, pero la ira que sentía dentro de mi hacía que no sintiera dolor, pero sin
embargo yo ya estaba muy herido. La batalla contra Alder parecía nunca acabar y
dentro de mi mente yo solo pensaba en Jury.
Aquellos ojos rojos que nos caracterizan a
los vampiros estaban más rojos que nunca, estábamos utilizando nuestro poder a
nuestra máxima potencia, aunque mis heridas abiertas devoraran mi corazón, mi
prioridad era salvarla a ella.
De repente escuché un fuerte sonido y vi a
Alder caer de rodillas ante mí. Jury había hecho lo imposible y había juntado
todas sus fuerzas para moverse y así poder dispararle a Alder. De un golpe
había acabado con su vida, pero ¿a qué costo?
Mientras la existencia de Alder se
desvanecía, rápidamente me dirigí hacia Jury, nuevamente se encontraba tirada
en el suelo muy débil, casi a punto de morir. Había derramado demasiada sangre
y ni siquiera podía moverse.
La tomé en mis brazos y una lagrima rodó
por mi mejilla, ella me sonrió tan dulcemente como siempre lo había hecho y me
dijo: -“A pesar de todo lo que ha
sucedido en nuestras vidas, haberte conocido aun en estas circunstancias ha
sido lo mejor que me ha pasado Killian, desde la muerte de mis padres creí que
nunca podría volver a ser tan feliz como lo fui con ellos alguna vez, pero tu
regresaste a mi vida esa felicidad, perdón por no poder permanecer más tiempo a
tu lado.
Por favor diles
a los aldeanos que siempre fueron una familia para mí y que les agradezco todo
lo que hicieron por mí y por todo el apoyo y amor que siempre me dieron. Diles
por favor que sin importar a donde vaya siempre los llevaré en mi corazón y que
yo también los amé muchísimo.”-
Desde que salí de casa hace 7 años y cometí tantos actos de crueldad me
juré que nunca me daría el derecho a ser feliz, que mi pecado nunca tendría
perdón, pero al conocer a Jury y llegar
a amarla tanto me di cuenta que era imposible no ser feliz a su lado, ahora esa
persona a la que tanto deseaba tener conmigo y que tanto bien me hacía estaba a
punto de dejarme.
Ambos sabemos
que este deseo nunca se hará realidad.
Estaba allí sentado con ella en mis
brazos, mi corazón se rompía al verla y saber que su existencia se desvanecía
lentamente ante mis ojos. En mi desesperación por no poder sanarla, recordé
algo básico de ser un vampiro de sangre real, yo podía transformarla nuevamente
en un vampiro, aunque por dentro no estaba seguro de hacerlo, condenaría a mi
amada Jury a una vida de esclavitud ante la sangre, una vida eterna a mi lado.
Y aunque ella en algún momento decidiera
dejarme yo haría lo que fuera porque pudiera vivir una vida eterna y feliz, sin importar al lado de quien fuera.
Sin pensarlo más, acerqué mi rostro al de
ella, le di un beso en su frente y clavé mis colmillos en su cuello. Introduje
toda la sangre que pude para que su transformación fuera rápida y exitosa.
Ella estaba ya desmayada y después de
terminar aun parecía no reaccionar. Sentí un duro golpe en mi corazón, yo había
perdido a la única persona que más había amado en mi vida.
Pero al final no importaría tanto, ya que
con todos los ataques que había recibido de Alder yo podría morir junto con
ella, después de todo ya no tenía una razón para seguir existiendo en este
mundo.
Me recosté sobre una pared con ella en mis
brazos, cerré mis ojos y esperé a que el viento decidiera llevarse la última
parte de mi alma.
De repente sentí en mi mano cierta calidez,
abrí mis ojos y al ver a Jury estaba tan hermosa como siempre. Mi mano empezó a
sanar de los golpes que tenía, ella me sonrió y me vio fijamente a los ojos y
luego me dijo que esperaba que de ahora en adelante cada vez que abriera sus
ojos al despertar pudiera verme a mí a su lado, justo como en ese momento.
Se levantó, y me dio un cálido y tierno
beso, en ese momento pude sentir dentro de mí como si algo me recorriera por
todo el cuerpo, el dolor y las heridas comenzaron a desvanecerse.
-“Mi
don ha regresado, sabes desde que era pequeña solía sanar las heridas de mis
padres cuando luchaban por alejar a un vampiro malo de mi hermano y de mí. Viví
como humana todos estos años y siempre pensé que sería lo mejor. Ahora
nuevamente corre dentro de mí la existencia de un vampiro, pero la mejor parte
de todo esto Killian, es que podré estar a tu lado para siempre.”-
Mi corazón latió fuertemente al
escuchar sus palabras, sus ojos brillaban al verme y las lágrimas parecían
estar descontroladas dentro de mí. Jury me abrazó fuertemente, tan fuerte que
pude sentir su corazón latir.
Nos levantamos y salimos de la casa de la
orden, todos nuestros amigos y los cazadores de vampiros nos esperaban afuera,
también algunos de los vampiros de la orden de Alder que estaban con él en
contra de su voluntad y que se habían aliado a nosotros durante la batalla.
Todos estaban felices de ver que habíamos
podido regresar con vida. Mis padres corrieron hacia Jury y hacia mí y nos
abrazaron fuertemente a los dos. Mi viejo amigo Samy estaba junto a su madre
nuevamente, estaba feliz de verlo así de radiante de nuevo, como aquel niño
travieso con el que solía jugar.
Mi pasado es un
oscuro pasado, pero veo en mi presente un futuro brillante.
Después de esa larga batalla regresamos a
la casa de mis padres, estuvimos con ellos un par de días pero luego de
pensarlo bien Jury y yo decidimos regresar a buscar a los aldeanos y a Amy,
teníamos que hacerles saber que su vida ya no corría ningún peligro.
Cuando llegamos a la aldea todos estaban
felices de vernos, habían pensado que tal vez ya no regresaríamos. Amy había
estado tan triste que cuando ellos le preguntaron el motivo de su aflicción les
había confesado que era un vampiro y que nosotros nos habíamos ido a tratar de
salvar su vida, sin embargo no les confesó que yo también era un vampiro. Aún así
los aldeanos no tuvieron ni siquiera la más mínima intención de sacarla de la
aldea, la acogieron igual porque veían en ella a una buena niña.
Jury y yo decidimos confesarles que
nosotros también éramos unos vampiros, esto para Amy fue una sorpresa ya que
según ella Jury era humana. Les contamos la historia de todo lo que había
sucedido en el pasado y cuál había sido el motivo por el que nos habíamos ido
sin decirles nada.
A pesar de ésta confesión acerca de nuestro
pasado los aldeanos seguían tratándonos de la misma forma en la que siempre lo habían hecho,
nunca nos vieron de una forma extraña o despectiva, para ellos seguíamos siendo
los mismos de antes, seguíamos siendo parte de su hermosa y gran familia.
Amy, Jury y yo decidimos quedarnos a vivir
en la aldea junto con ellos. Al final decidieron no trasladarse a donde estaban
desde un principio, ya se habían acostumbrado a aquel lugar y después de todo
nos tenían a nosotros para protegerlos.
Mis padres y Samy venían en algunas
ocasiones a visitarnos y nosotros también íbamos a verlos de vez en cuando.
Sin darnos cuenta, el plan de Alder de
alguna forma nos había unido a todos, parece que sin él tal vez nunca nos
hubiéramos conocido. Irónicamente teníamos algo que agradecerle.
Un nuevo
comienzo.
Hace muchos
años salí de casa creyendo que huía de un destino atado a la esclavitud, ahora
tengo lo que en aquel entonces creí que nunca me podría hacer feliz… Un hogar.
Fin.