Historias Fantásticas
¡Hola! En este blog encontrarás historias ficcticias con personajes únicos que siempre te mantendrán con la mente abierta, adéntrate en la historia y siéntete como parte de cada una de ellas.
jueves, 5 de noviembre de 2020
martes, 12 de mayo de 2020
martes, 4 de julio de 2017
miércoles, 15 de marzo de 2017
Capítulo III - Mundo Prohíbido
CAPÍTULO III
Sigo
aquí de pie frente a este muro, tan solo esperando que de repente él aparezca
de entre los árboles, pero mi espera ha sido en vano.
-Iré
a buscarlo.- dice Shawn mientras coloca su mano sobre mi hombro.
-Ten
cuidado, esos monstruos siguen ahí ¿saltarás la cerca?
-Sí,
creo que es la forma más segura.
-Por favor, tráelo
de vuelta Shawn.-empuño mi mano mientras la siento temblar, mi
corazón está más exaltado que nunca.
-Lo
haré.- apoya su pie sobre una de las tablas de la cerca y con sus manos jala su
cuerpo hacia arriba. Parpadeo y él ya está del otro lado.
-Cuídate.-
lo veo desaparecer entre los árboles. No veo movimiento de los monstruos, así
que creo que ellos no se dieron cuenta de que Shawn salió.
El
tiempo transcurre, el frío empieza a bajar.
-Amm
Anna... – escucho a Allan decir mi nombre.
Volteo
a verlo, el sol empieza a salir de ese lado, su luz es tan brillante que apenas
distingo la silueta de Allan acercándose a mí.
-¿Qué
sucede? – le pregunto mientras entre cierro los ojos y trato de cubrir mis ojos
de la luz de sol con mi mano. Se para junto a mí –creo que tenemos compañía-.
A
lo lejos se ven algunas siluetas que vienen acercándose cada vez más.
-¿Crees
que sean monstruos?- pregunta un poco asustado.
-No
lo creo, las siluetas más se ven como de personas. Pero aun así, no sabemos
quiénes son.- no sé si estás personas nos ayudaran o no, no puedo evitar
preocuparme por eso y por el hecho de que Allan esté lastimado del pie, ya que
si algo ocurre sería bastante difícil poder huir.
Cada
vez están más cerca, ya puedo distinguir sus rostros, son 6 personas, cinco
hombres y una mujer. Ella usa un vestido blanco hasta los pies con algunos
accesorios dorados, su cabello es largo, de un color como rojizo, sus ojos son
color miel y veo como se detienen a verme.
“borscu
kranspet” la escucho decir, pero no entiendo lo que significa.
-Amm..
Lo siento pero no hablamos tu idioma- le digo con una voz temblorosa, esperando
que ella sí entienda lo que digo.
-Ya
veo, ustedes no son de aquí. Lo imaginé, su vestimenta es un poco “diferente” a
la nuestra. Mi nombre es Adellaine, ¿Cuáles son sus nombres?
-Mi
nombre es Anna y él es Allan. No somos de aquí, venimos de la tierra, si es que
ya no estamos en ella.
-Definitivamente
no, mi querida Anna. Bienvenidos a “Frantella”, este es mi mundo. Por favor,
síganme.- da la vuelta y empieza a caminar de regreso a donde vino, con sus
súbditos detrás.
-¡Espera!
Nuestros amigos, están allá afuera ¿puedes ayudarnos a traerlos de vuelta?
Voltea
a verme -¿Cuántos más hay allá?
-Sólo
dos. Uno de ellos se había quedado atrás para que nosotros pudiéramos huir de
los monstruos y una vez estuvimos seguros aquí adentro, el otro chico lo fue a
buscar, pero ninguno de los dos ha regresado. ¿Puedes ayudarlos?
-Enviaré
a buscarlos, ahora por favor síganme, será mejor que estén más adentro, aquí
los kraulis podrían comérselos.
-¿Kraulis?-
comenzamos a seguirla -¿así se llaman esas cosas? con ese nombre suenan
inofensivos.- suelto una pequeña risa.
Me
ve de reojo y sonríe –Los Kraulis son criaturas horrorosas, ellos matan a todo
aquel que sienten que puede hacerles daño. Ellos han existido en este mundo
desde siempre, si intentaron comérselos fue solo como defensa, realmente ellos
no devoran a nadie. Solo existen 10 personas en este lugar capaces de domarlos.
Y puedo asegurarles que yo no soy una de ellos, sin embargo tampoco me hacen
ningún daño.
-Entonces
si ellos se sienten amenazados por nuestros amigos, simplemente ¿los matarán? ¿Solo
porque sí?
-Tranquila,
ellos estarán bien.
Llegamos
a un castillo, el cual es enorme, sus paredes son altísimas, la puerta que
tiene al frente también es enorme, parece de oro, quizás lo sea. En todo
alrededor hay árboles y hermosos rosales, da gusto saber que hay cosas que no
cambian, aunque cambies de mundo. Estando a unos metros, la puerta principal se
abre, dos jóvenes altos y bien vestidos se colocan uno a cada lado y le dan la
bienvenida a quien supongo debe ser su reina, o algo parecido.
Entramos,
y los discípulos que traía ella atrás se colocan a sus lados –pueden retirarse-
les ordena y ellos se van. Nos mira detenidamente y sonríe - por favor vengan
conmigo.-
-¿A
dónde vamos?- pregunta Allan, quien parece estar un poco inquieto con la
situación.
-Bueno,
para empezar quiero que se cambien esa ropa sucia y que coman un poco, no
quiero que nadie se enferme.
-¿Qué
hay de nuestros amigos?
-No
deben preocuparse por ellos, estarán bien. Ya envié a buscarlos.
Parece
tan tranquila con cada palabra que dice, como si en un parpadear de ojos ellos
fueran a volver sanos y salvos, quisiera sentirme segura en este lugar,
quisiera sentir que todo realmente estará bien, quisiera confiar en sus
palabras y en la seguridad con la que las transmite, sin embargo, solo empiezo
a sentir dudas. Hay algo en todo esto, que definitivamente no está bien.
Nos
llevan a una habitación a cada uno; entro a la mía y lo que veo es una enorme
cama pegada a la pared, finos muebles de madera con perfectos detalles
labrados, hay oro por todos lados, en el espejo que cuelga de la pared, el
florero que está sobre la repisa, las chapas de las puertas del closet, y
muchas cosas más. Sobre la cama hay un hermoso vestido extendido, color beige y
a la par, sobre un cojín rojo, unas zapatillas de tacón.
“Debo
ponerme esto” pienso, volteo a ver hacia la derecha y veo una puerta cerrada,
camino hacia ella para ver que hay al otro lado, abro y veo que es el baño, hay
una pequeña mesita a un lado de la ducha
y sobre ellas unas toallas color blanco, ya están ahí así que decido
ducharme.
Cuando
termino, tomo la decisión de usar el vestido que han dejado en la cama para mí.
Termino de ponérmelo y me dirijo hacia el espejo que está de pie junto a la
cama, esa no soy yo, parece otra persona.
-¿Qué
estoy haciendo?- me pregunto a mí misma, estoy aquí usando este lindo vestido
mientras Shawn y Alejandro están allá afuera luchando por su vida. Me pongo las
zapatillas y salgo de la habitación, me dirijo hacia la puerta donde vi entrar
a Allan y toco, en un momento sale él, acomodándose un corbatín -¿Tú también?-
me pregunta mientras observa mi vestido de pies a cabeza.
–Ni
me lo digas, siento que voy a una fiesta de disfraces.-
Sonríe
–Ven, entra.-
Entro
a la habitación y veo que es exactamente igual que la mía. Me siento a los pies
de la cama mientras Allan pelea con el corbatín que ahorca su cuello.
-Allan
¿qué vamos a hacer? Alejandro y Shawn siguen allá afuera y si te puedo ser muy
honesta, no confío mucho en Adellaine, hay algo en ella que no termina de
gustarme.
Arranca
el corbatín de su cuello y lo deja caer sobre la cama –A mí tampoco, pero ¿qué
podemos hacer? Siento que estamos atrapados en este lugar, ¿ya viste cuantos
guardias hay? estoy seguro que si intentamos dar un paso afuera ellos nos
atraparan y nos traerán de vuelta, sutilmente quizás, pero lo harán.
-¿Tú
crees?
-No
lo sé, es lo que siento. No quiero asustarte Anna, pero yo no vi que ella le
diera la orden a nadie para buscarlos, así que me entra en duda si ella
realmente quiere ayudarnos.
-¿Cómo
sigue tu pie?
-Está
mejor.
-Bien,
porque si hay que correr, necesitamos que estés bien.- me pongo de pie y tomo
la falda de mí vestido con las manos y comienzo a levantarlo.
-¿Qué
haces?- pregunta Allan extrañado de verme subir el vestido.
Se
ríe - ¿Por qué tienes tu pantalón abajo del vestido? ¿Y qué hay con esos tenis?
-Yo
no confío en nadie de este lugar y siento que en algún momento este vestido
terminará haciéndome estorbo, pero hasta que no estemos seguros de lo que está
sucediendo, mejor sigámosles la corriente y mantengámonos a salvo.
-Esa
suena como una excelente idea.
Tocan
a la puerta y mi corazón salta –Deben venir a buscarnos.- Allan abre la puerta
y uno de los súbditos de Adellaine nos pide que lo acompañemos, salimos de la
habitación y caminamos detrás de él. Nos lleva hasta un enorme salón con una
gran y elegante mesa, en una de las puntas se encuentra ella y nos pide que nos
sentemos cerca.
-Bueno,
espero que disfruten la comida.-dice con una gran sonrisa en sus labios.
-Perdóname
que sea tan insistente, pero ¿no han sabido nada de nuestros amigos? –
pregunto.
-Me
temo que aún no querida, pero te aseguro que tengo a mis mejores hombres
buscándolos. Ahora por favor, disfruten la comida, necesitaran estar fuertes
para cuando ellos vuelvan, que los vean bien, así sabrán que sus esfuerzos
valieron la pena.
La
veo y noto tanta hipocresía en su mirada, pero debo admitirlo, escoge muy bien
sus palabras.
-Tienes
razón, gracias por la comida.- responde Allan y me voltea a ver, sé que trata
de decirme, que debo comportarme, disimular un poco mi desconfianza.
-Sí,
gracias por todas tus atenciones.- respondo, aunque en realidad quisiera
gritarle que no está haciendo nada por traerlos de vuelta.
-Por
cierto, se ven muy bien con esa ropa, se ven muy elegantes. Casi y no los
reconozco.
Allan
y yo solo le sonreímos, nos limitamos a comer lo que nos sirvieron y no
pronunciamos palabra, sin embargo ella empieza a hacer preguntas.
-Y
cuéntenme, ¿hace cuánto llegaron aquí?
-Hace
como 5 días.- respondo, aunque no sé si sea buena idea contarle las cosas.
-¡Vaya!
Son muy valientes, han sobrevivido todo este tiempo, ustedes cuatro, solos.
¿Dónde se refugiaron de los kraulis?
-En
una casa que hay en el bosque.
-¿En
una casa?- su tono de voz y su mirada cambian, no como si le sorprendiera, sino
más bien, como si algo le molestara. –Bueno,
como sea, me alegro que estén bien.
El
silencio se hace presente, se siente hasta algo incómodo, terminamos nuestros
alimentos y alguien viene a retirar los platos.
-Si
me disculpan, debo retirarme. Por favor, siéntanse como en casa, pueden pedirle
a uno de mis súbditos que les muestre el palacio.
-Gracias,
nos quedaremos un rato aquí y luego iremos.-le respondo.
-De
acuerdo.- se levanta y se marcha.
-¿Viste
su rostro cuándo mencioné lo de la casa?- le pregunto a Allan.
-Sí
lo vi, ella parecía molesta, ¿no?
-¿Será
que ella no sabía que existe esa casa?
-No
creo, sabes, a mí me dio la impresión como si ella supiera exactamente de qué
casa estábamos hablando, pero creo que el hecho de saber que nosotros la
conocimos es lo que le molestó.
-Debemos
tener mucho cuidado Allan, quien sabe a dónde vinimos a parar.
-Sí,
así es. Deberíamos tomarle la palabra a Adellaine y conocer el castillo, quizás
nos sea útil en algún momento.
Concuerdo
con Allan, ya que si en algún momento necesitamos huir, es indispensable que
conozcamos bien el lugar en el que estamos.
Uno
de los súbditos de Adellaine nos guía por todo el castillo, por supuesto, hay
muchas habitaciones a las que no entramos, me pregunto ¿qué habrá en cada una
de ellas?
-Bueno
eso es todo. Si lo desean, por favor regresen a las habitaciones que se les
asignó cuando llegaron acá. Yo les llamaré cuando sea la hora de la cena.-
Más
que una invitación parecía una orden, no estaba dejándonos muchas opciones,
pero no le discutimos e hicimos lo que él nos había pedido. Cada quien entró a
la habitación que nos habían asignado, después de un minuto escuché que alguien
llamaba a la puerta, abrí y era Allan.
-Pasa.-
le digo mientras veo que nadie esté cerca.
-Tu
habitación es igual a la mía ¿todas serán iguales?
Me
río – No lo sé, supongo que la mayoría. Pero eso no es lo que nos debe
preocupar ahora, ¿qué vamos a hacer Allan?, esto cada vez me parece más una
prisión.
-¿Crees
que debamos huir?
-No
lo sé, ¿y si nos equivocamos? ¿Y si todo esto no es lo que parece?
-¿Realmente
crees que nos estemos equivocando Anna? Después de todo lo que hemos visto, de
la forma tan extraña en la que ellos se comportan, ¿todavía crees que ellos
tengan buenas intenciones? Ya va más de medio día y yo no veo que nadie haga
algo por encontrar a los chicos, seguramente ni siquiera los están buscando.-
-Lo
sé, sé que tienes razón. Yo no creo que ellos quieran ayudar, es solo que
desearía que fuera así, desearía que a ellos realmente les importara.-
-No
creo que les importemos nada. Anna, yo creo que debemos irnos de aquí antes de
que sea tarde.
-Tengo
una idea. Hoy, después de cenar, si ellos no han aparecido, nos iremos a
escondidas e iremos a buscarlos.-
-Yo
solo espero que ellos sigan vivos. Shawn por lo menos llevaba la espada que
encontramos en la casa, pero Alejandro…-
-No
lo digas- cierro los ojos y doy un
pequeño suspiro.
-Está
bien, lo siento.- un golpe en la puerta, alguien está tocando, Allan se levanta
a abrir y es el súbdito que nos dio el recorrido.- La reina Adellaine quiere
verlos, por favor vengan conmigo.-
No
puedo evitar ponerme nerviosa, los corredores se me hacen eternos, siento mi
corazón palpitar rápidamente, me pregunto ¿qué sucedió? ¿Por qué tan de pronto
nos han venido a buscar? Aún no es la hora de la cena.
Llegamos
a una habitación, igual de elegante que las demás, pero en ésta solo hay dos
sofás, una enorme librera pegada a una de las paredes, una mesa redonda con un
hermoso mantel y ella, allí está Adellaine, junto a la mesa.
-Pasen
por favor, siéntense aquí conmigo.
Entramos
y nos acomodamos cada uno en una silla. Ella tiene un libro en la mano y una
pluma, lo cierra cuando nos acercamos.
-Mis
queridos amigos, lo que tengo que decirles no es fácil para mí. Hace unos
minutos, uno de mis súbditos vino a informarme, que a unos cuantos kilómetros
de aquí han encontrado – hace una pausa- han encontrado a sus amigos, pero me
temo que ellos, ya no están con vida.
Me
paralizo por un momento, siento una lagrima recorrer mi mejilla y siento a mis
manos temblar.
-¿Están
seguros que son ellos? ¿Trajeron sus cuerpos?- pregunta Allan mientras coloca
su mano sobre la mía, la cual tengo empuñada sobre mi rodilla.
-Aún
no, pronto los traerán, pero quería que lo supieran desde antes para que estén
preparados. Y quiero pedirles que por su seguridad, no salgan del castillo.
Allan
aprieta mi mano antes de que pueda pronunciar palabra alguna – así lo haremos,
gracias por avisarnos.- me toma del brazo y salimos de la habitación.
-Creo
que está mintiendo.
-Yo
también lo creo.
-¿Entonces
por qué lloras?
-Bueno,
por un momento pensé que era cierto. Pero luego.. no lo sé, algo me dijo que no
lo era.
-Bueno
por lo menos pensará que sí le creímos, aunque no sea así. Estoy seguro de que
Shawn está con vida, él es muy listo…
-Alejandro
también está con vida.
-Claro,
por supuesto que sí.- lo veo de reojo.
-Sé
que él sigue ahí, yo no voy a parar hasta encontrarlo.
-Bien,
¿entonces estamos listos para llevar a cabo nuestro plan?
-Sí.
Será mejor que nos vayamos. Si nos quedamos quien sabe qué pasará con nosotros.
Solo espero que de verdad aún no los hayan encontrado, creo que tenemos más
posibilidades de sobrevivir allá afuera, que aquí adentro, en ésta prisión
disfrazada de fantasía.
“Alejandro, Shawn… muy pronto los encontraremos, por
favor manténganse con vida”.
martes, 7 de febrero de 2017
Capítulo II - Mundo Prohíbido
CAPÍTULO II
Desperté
temprano, aunque en realidad casi no dormí nada, era muy difícil conciliar el
sueño sabiendo lo que nos esperaba al día siguiente. Sabiendo que era la última
noche que pasaríamos en este lugar, sabiendo que podría ser la última noche que
estuviéramos vivos, quizás ni siquiera tendremos la oportunidad de regresar a
casa. Pero lo cierto es, que no podemos darnos por vencidos, prefiero luchar y
morir, que quedarme aquí encerrada sabiendo que no hice nada.
Me
levanto de la cama y me dirijo a bañarme, quizás sea la última ducha que tome y
quiero estar limpia en mi último día.
Al
terminar, bajo las escaleras, todos están en la cocina preparando el desayuno,
ya está todo listo, me siento a la mesa y comienzan a servirse. Quizás ésta no
sea la mejor experiencia de mi vida, pero al menos he tenido algo bueno de
esto, pasar tiempo con estas personas me ha enseñado mucho, pasar tiempo con Alejandro
también ha sido algo maravilloso.
No
sé qué sentirán ellos en este momento, pero al menos yo estoy que me muero de
los nervios, la incertidumbre se presenta como mariposas en el estómago, pero
no de esas que sientes cuando te gusta alguien, sino esas que sientes cuando estás
enfermo y hacen que te dobles.
-¿Están
listos para lo que nos espera hoy?-pregunta Shawn rompiendo el silencio de la
habitación.
Nos
miramos unos a otros y asentimos con la cabeza.
-Es
normal que estemos nerviosos, incluso que tengamos miedo, esas cosas son
monstruosas y asquerosas, sin mencionar que son capaces de matarnos de un solo
golpe- dice Alejandro mientras empina un vaso con agua hacia sus labios.
-¿Estás
tratando de darnos ánimos?- pregunta Shawn esbozando una sonrisa en su rostro-
porque si es así, déjame decirte que no creo que de mucho resultado.
-No
me malentiendan, no trato de asustarlos, soy realista y se a lo que nos
enfrentamos, pero realmente espero que podamos salir con vida de ésta y que
cada uno pueda regresar a salvo a casa.
Comparto
el sentimiento de Alejandro, debemos ir llenos de esperanza, pero ciertamente
tampoco podemos confiarnos demasiado y creer que nada malo va a suceder, porque
aunque lleguemos con vida, las posibilidades de llegar heridos son grandes y no
deben descartarse.
Al
terminar el desayuno, levantamos la mesa y cada quien se ocupa de lavar sus
trastos –Bueno, es hora.- dice Shawn mientras nos ve detenidamente a cada uno.
No
sé cómo luzca mi rostro en este momento, pero si estoy expresando lo mismo que
los demás, solo puedo describirlo de una forma: MIEDO.
-Bien,
recojan todas sus cosas, traten de dejar todo como estaba y solo lleven lo
necesario, recuerden que mientras menos cosas, mejor. – la voz de mando de
Alejandro me hace sentir un poquito segura.
-Sí.-
asentimos todos.
En
este momento mi corazón late tan rápido que siento que va a salir volando de mi
pecho, las piernas me tiemblan y siento mis manos congelarse. No estoy segura
de poder hacer esto, pero no hay más opciones y definitivamente ya no hay
marcha atrás.
Me
dirijo a la habitación que por estos últimos cinco días he llamado “mi
habitación”, me siento a la orilla de la cama y siento las lágrimas recorrer
mis mejillas, paso mis dedos sobre ellas tratando desesperadamente de borrarlas
de mi rostro. No es momento para estar triste, no es momento para dudas, tengo
que fijarme en mi objetivo, ser fuerte, ser valiente.
Me paro
frente al espejo que está colgado en la pared, trato de arreglar mi cabello
para que no luzca tan desarreglado, saco del armario de madera una chaqueta
negra que estaba ahí desde que vine, será el único recuerdo que me lleve de
ésta casa.
Al bajar
las escaleras veo a todos en la cocina guardando algunas botellas de agua y
comida en la mochila que traía Allan cuando aparecieron aquí.
-¿Ya
estás lista?- pregunta Shawn
-Linda
chaqueta Anna.- dice Alejandro elevando una sonrisa en sus labios.
-Gracias.-
sonrío – Sí, estoy lista.
-Nos
vamos. Llegó el momento de la verdad, este día se definirá nuestro futuro.
-Que
dramático eres Allan, este es e día en que regresaremos a casa.- dice Alejandro y sus
palabras suenan tan seguras que casi puedo creerlas.
Salimos
de la casa, calculo que será alrededor de la una de la tarde, (los relojes no funcionan en este lugar) eso nos dará
tiempo para explorar un poco los alrededores y avanzar lo más que podamos. Es cierto
que aparentemente en la oscuridad tenemos una ventaja sobre esos monstruos pero
la distancia que tenemos que recorrer es bastante larga, así que será mejor
usar esa ventaja cuando estemos más cerca de nuestro objetivo.
-No
se ve nada, pero estén atentos.- Alejandro comienza a abrir la puerta de la
cerca y a lo lejos se oye un rugido.
-¡Ciérrala,
ciérrala!- grita Allan.
-Estoy
pensando y quizás sea un poco descabellada mi idea, pero creo que a lo mejor y
esas cosas pueden sentir cuando esta puerta se abre.- sugiere Shawn mientras
voltea a vernos.
-No
es tan descabellada Shawn, yo pensé lo mismo que tú- Pero si es así, ¿qué vamos
a hacer? empiezo a preocuparme, ¿cómo haremos para salir de aquí?
- Pensemos
en otra forma de salir de aquí sin tener que abrir esta puerta.- dice Alejandro
mientras da unos pasos hacia atrás.
-Por
atrás, salgamos por atrás, como unos asquerosos ladrones.- sonríe Allan, hablando como si contara un chiste.
-Es
una buena idea, detrás de la casa hay unos botes que podrían servirnos para pararnos
y saltar la cerca.-
-Exacto
Anna, justo es de lo que hablo.
Caminamos
hacia la parte de atrás de la casa y justo como recuerdo, hay unos botes que
pueden servirnos, Shawn y Alejandro cargan uno de los botes que está algo
pesado y lo mueven hacia la cerca, Allan lleva otro más pequeño que puede
servirnos como grada.
-Bien
yo voy primero.
La
valentía de Alejandro me sorprende, siempre pensé que era un chico normal,
tranquilo y sereno, pero es realmente extraordinario. Sube al bote y en cada
paso mi corazón salta, apoya sus manos en la parte superior de la cerca y se
sostiene en ellas mientras comienza a pasar el resto de su cuerpo hacia el otro
lado, apoya sus pies en una de las tablas horizontales que mantiene unida la
cerca y luego da un salto hacia atrás cayendo sobre el suelo. Por un momento es
como si el tiempo se detuviera, nos quedamos parados en silencio, tratando de
escuchar un rugido, o algún monstruo moviéndose entre las copas de los árboles,
veíamos hacia todos lados, pero después de unos segundos nada, nada pasaba,
nada se movía, nada se escuchaba.
-Bien,
creo que es seguro. Pasen ahora.
Luego
de Alejandro, pasa Allan, esperamos unos segundos y nuevamente nada se escucha.
-Ahora
pasa tu Anna.- dice Alejandro –Aquí te recibimos nosotros.
Comienzo
a subir sobre los botes, siento temblar una de mis manos. Me apoyo sobre la
cerca y empiezo a pasar hacia el otro lado, apoyo mi pie derecho sobre la tabla
de madera y de repente siento unas manos cálidas sobre mi cintura – Te tengo-
esas manos, pertenecen a la única persona que ha sido capaz de mantenerme en
calma durante estos últimos días. Doy un salto hacia atrás y ya estoy en el suelo
-¿Todo bien?- pregunta Alejandro mientras retira sus manos – Sí, gracias.-
El siguiente
en cruzar es Shawn, cuando ya estamos todos al otro lado comenzamos a caminar
hacia la derecha, pues es hacia allá donde está nuestro objetivo.
Tratamos
de ir cubriéndonos con los árboles, caminar lo más sigiloso posible para que no
nos escuchen. Logramos avanzar tal vez unos 100 metros sin ser detectados
cuando de repente escuchamos un ruido a lo lejos, nos quedamos parados sin
hacer ningún movimiento, después de un minuto volvemos a movernos.
–
Debemos darnos prisa y tener mucho cuidado, creo que empezamos a entrar a la
zona donde hay más de ellos.
El tiempo
parece no avanzar, quisiera tener una varita mágica y solo aparecer en el otro
sitio. Bueno, si en verdad la tuviera, desde el primer día la hubiera utilizado
para regresar a casa. Por ahora solo nos queda seguir avanzando y tener fe en
que todo saldrá bien.
El atardecer
comienza a asomarse, hasta ahora hemos logrado avanzar sin ninguna
complicación.
-¿Cuánto
crees que nos falte Alejandro?- pregunta Shawn casi susurrando.
-Calculo
tal vez unos 600 metros más.
-¿Tantos?
Llevamos como 1,000- responde Allan mientras apoya su cuerpo en el tronco de
uno de los árboles.
-Vamos
chicos, podemos hacerlo. Sé que están cansados, yo también lo estoy y el ir tan
despacio y cuidadosamente hace eterno el llegar allá. Pero aún estamos vivos y
eso es lo que más debe importarnos, más que el cansancio y cualquier otra cosa.
-Alejandro
tiene razón, olvidemos el cansancio y sigamos avanzando, si nos detenemos a
pensar en eso no llegaremos nunca.-
Y así
lo hicimos, seguimos nuestro camino con el sigilo con el que hemos ido hasta
ahora, pero la noche empieza a entrar, los arboles ahora son solo sombras en el
camino, no se ve ninguna luz, como suponemos se verá cuando haya algún monstruo
cerca, pero me pregunto ¿No se ven porque no hay ninguno cerca o porqué las
manchas brillantes están en su espalada y ellos están justo frente a nosotros?
-Grrrr…
Mis
pies y mi corazón se detienen, ese fue un rugido, su sonido es inconfundible.
-Grrrrr…
Nuevamente.
Pero no es el mismo, el sonido ahora viene del lado contrario.
-No
se muevan.
Nos
quedamos quietos y en silencio tratando de escuchar si hay algo cerca, pero nada, hay
completo silencio.
-¿Qué
hacemos?- escucho susurrar a Allan.
-Ya
no se escucha nada, creo que podemos seguir avanzando, mantengan los ojos bien
abiertos y estén atentos a alguna luz, pero por nada vayan a hacer ruido,
tratemos de ir lo más silenciosos posibles.- responde susurrando también.
Y seguimos
avanzando, no sé si mi corazón vaya a soportar tanto estrés, siento que en algún
momento va a detenerse y simplemente dejará de latir. Mies pies se sienten tan
pesados que apenas puedo caminar, pero tengo que esforzarme, no puedo ser una
carga para ellos, menos ahora que estamos tan cerca.
-Luz-
digo en voz baja deteniéndonos a todos.
-¿Dónde?-
pregunta Shawn
-Hacia
el frente, detrás del árbol.- es difícil poder señalarle exactamente en donde
veo la luz, la noche es tan oscura que apenas y puedo verlos a ellos.
-La
veo.-dice Alejandro
-¿Es
de un monstruo? –pregunta Allan en tono asustado.
-No,
creo que no. – hace una pequeña pausa- creo que es del lugar que les dije. El tono de la luz, es
diferente al de los monstruos.
-¿Estás
seguro?-pregunto esperando que él tenga razón en lo que dice, que estemos cerca
de nuestro objetivo y que realmente sea lo que esperamos.
-Sí.
-Pues
andando.
-Grrrr-
se escucha nuevamente, pero ésta vez se oye más cerca, mucho más cerca y se oye
justo…
-Corran-
veo unos ojos brillantes justo sobre nosotros. Todos comenzamos a correr, pero
es un poco difícil en la oscuridad, volteo a ver hacia uno de los lados y veo
unas pequeñas luces moviéndose de un lado a otro y haciéndose cada vez más
grandes.
-Ahí
vienen más.-
-Estamos
cerca, dénse prisa.
“Ayy”
escucho un quejido –ayúdenme- escucho la voz de Allan y volteo a buscarlo,
está en el suelo.
Regreso
a ayudarlo a levantarse -¿Estás bien?- pregunto mientras hago que se apoye en mí.
– Creo que me doble el pie.-
-Yo
lo llevo- dice Shawn mientras me hace un lado – tú sigue corriendo – dice eso, pero no
puedo seguir corriendo nada más y dejarlos a ellos atrás.
– Vamos
corre, corre. No te preocupes, vamos detrás de ustedes.
-Anna
vamos.- dice Alejandro mientras me toma del brazo.
Levanto
mi mirada –agáchense- veo una sombra pasar justo por encima de las cabezas de
Shawn y Allan, quienes ahora están en el suelo, el monstruo trató de golpearlos
con sus enormes brazos.
-Yo
lo distraeré, ustedes sigan avanzando.
-Alejandro
¡no!
-No
te preocupes Anna, yo los alcanzo, sabes que corro rápido.- dice mientras
comienza a correr hacia la derecha, desviándose de la línea de nuestro
objetivo. Toma una roca del suelo y se la lanza al monstruo tratando de que se
fije en él y nos deje a nosotros.
-Alejandro…-
digo en voz baja mientras veo su sombra alejarse de nosotros y al monstruo yendo detrás de él.
-Vamos
Allan, levántate.- escucho decir a Shawn, me acerco a ayudarlos y empezamos a correr. Bueno, a caminar lo más rápido que podemos.
Las
manchas de luz que venían a uno de los lados cada vez se ven más cerca, lo que
significa que otro monstruo viene hacia acá. Nos acercamos más a nuestro objetivo
y veo entre la luz lo que parece ser una cerca como la de la casa que dejamos
atrás. “Otra cerca” si tiene la misma función que la otra, estaremos a salvo
ahí.
-Chicos,
dénse prisa, debemos atravesar la cerca.- en este momento me siento como la
primera vez que pise este lugar, corriendo por mi vida, de algo que aún es
desconocido para mí, excepto que esta vez, Alejandro no está conmigo.
Logramos
llegar a la cerca pero no encuentro la puerta.
-¿Dónde
está?
-No
lo sé. Pero si no tendremos que saltar, no hay tiempo para buscarla.
-Esperen,
allá..- señala Allan con su mano izquierda,
mientras se sostiene de Shawn con la derecha.
-Vamos-
corro lo más rápido que puedo y efectivamente, aquí está la puerta, pero tiene
un pasador, trato de quitarlo pero está trabado y no logro moverlo.
-No
quiero presionarte Anna pero el monstruo se acerca.- dice Allan con un tono
impaciente en su voz.
Shawn
hace que Allan se sostenga de la cerca mientras me ayuda a quitar el pasador de la
puerta, toma una roca del suelo y lo golpea tan fuerte que logra hacer que el
pasador se mueva, empuja la puerta y ayuda a Allan a entrar, luego entro yo, el
monstruo está sobre nosotros, jalo a Shawn de la camisa trayéndolo hacia mí,
caemos al suelo mientras Allan cierra de un golpe la puerta.
-¿Es
un hábito tuyo, caer así sobre la gente?- le pregunto mientras comienza a
levantarse.
Sonríe
–No exactamente, pero podría volverlo un hábito si estás para recibirme.
Afortunadamente
es de noche y la luz está a nuestras espaldas, sino podría notar lo rojo en mi
cara, realmente no esperaba esa respuesta.
-¿Qué
haremos con Alejandro? No podemos salir a buscarlo, esas cosas aún están por
ahí.-pregunta Allan
-Esperémoslo
aquí, necesitará nuestra ayuda cuando esté cerca.- No podría moverme ni un centimetro más sabiendo que él está solo allá afuera.
Sin
embargo el tiempo transcurría y no había señal de él, el monstruo que nos
persiguió a nosotros se alejó, pero no lo suficiente como para poder salir a
buscarlo.
Ya recorrí
toda la parte del frente de la cerca pero no logro ver nada y ni siquiera sé cuánto
tiempo ha transcurrido desde que él se fue.
Allan
buscó un lugar para sentarse y Shawn le ayudó a vendarse el pie con un pedazo
de tela que había traído de la casa.
-¿Estás
preocupada por él?- escucho la voz de Shawn detrás de mí.
-Sí,
lo estoy. Sé que él sabe cuidarse, pero tengo miedo que esa cosa lo haya
alcanzado.
-Él
estará bien, tranquila. Haré un poco más de tiempo y si no regresa saldré a
buscarlo.
-Pero
te arriesgarás tú también, el monstruo aún está cerca.
-No
te preocupes, no saldré por la puerta, si las dos cercas funcionan igual,
entonces la saltaré, de esa forma no notará que salí. - hace una pequeña pausa- Además no quiero verte
así.- Siento su mano acariciar mi mejilla, luego se da vuelta y se dirige hacia
donde está Allan.
Mi corazón
está latiendo tan rápido. No sé si es por lo que acaba de suceder con Shawn o
porque tengo miedo que Alejandro no regrese.
Minutos después -El
sol está por salir- volteo a verlo y trae el arco y las flechas que Allan hizo.
–Si él no regresa para cuando el sol aparezca saldré a buscarlo.
-Gracias
Shawn.- respiro profundo y coloco mi mano envolviendo su brazo.
Alejandro, debes volver,
estamos esperándote.
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